La Secretaría de Turismo provincial trabaja en una suerte de convenio con las agencias de viajes para que puedan ampliar la oferta turística de la mano del campo.
La pandemia de coronavirus puso el mundo patas para arriba. Si bien la mayoría de los sectores productivos se ven afectados, hay algunos más complicados que otros, entre ellos el turismo rural. En la provincia de Santa Fe se trata de un área pujante pero, con el stop económico y la falta de viajantes nacionales e internacionales, el rubro atraviesa una situación muy compleja.
Para tratar de reanimarlo, desde la Secretaría de Turismo provincial están barajando estrategias de diversa índole, aun con pandemia mediante. Entre los distintos borradores, resalta uno que incluye a las agencias de viajes. Se trataría de una opción que implica el desarrollo de una suerte de convenio por el que ambos sectores, que están igual de caídos por el Covid-19, puedan actuar en sinergia.
El turismo rural no estaba en el radar de las agencias, que siempre se enfocaron en un negocio que parecía que jamás iba a desacelerarse como son los viajes de cabotaje y al exterior, principal fuerte de muchas pymes santafesinas. Sin embargo, sucedió. Con vuelos cancelados y una demanda desplomada, la secretaría provincial pretende que ambos sectores unan fuerzas.
Según pudo averiguar Agroclave, en base a conversaciones con diversos operadores, el diálogo con la provincia se mantiene fluido y la idea está latente. Desde la óptica de los privados no sería una mala propuesta, aunque explican que, si bien sería una opción u ofrecimiento más para sumarle a los clientes, no sería del todo suficiente. Al mismo tiempo, admiten que quizás se lleven una sorpresa, del mismo modo que les sucedió con el coronavirus.
Los borradores
Desde la cartera de Turismo son conscientes de lo “mucho” que se ve afectado el sector por la pandemia. Saben que el turismo rural “es uno de los más golpeados”. Por eso, desde el área se encuentran en plena elaboración de estrategias para que el rubro pueda renacer de las cenizas, como el Ave Fénix, y volver al ruedo recargado, relató a Agroclave Cristian Álvarez responsable del área de Turismo Sustentable.
Como los privados no tienen al turismo rural como principal ingreso, se está intentando que comiencen a abrir las tranqueras para que los turistas puedan “visitar” impactantes estancias. Este sería una nueva variable para ofrecer.
Pero no todo es color de rosa. En el intento se van encontrando con trabas. Hay un gran porcentaje de propietarios que no se anima a recibir visitantes por el tema del contagio. De hecho, la pandemia fomentó, justamente, que “no quieran exponerse ante turistas”, explicó Álvarez.
Como plan estratégico, el funcionario provincial contó que desde la secretaría están buscándole la vuelta para que se puedan aggiornar a los nuevos protocolos de bioseguridad –para llevarles tranquilidad a los prestadores- y, así, fomentar que se reactive la actividad, cuando cese la segunda ola.
Además, la intención es abrirle el juego a las agencias de turismo para que puedan ofrecer promociones relacionadas al turismo rural. Se trata de “una idea que está elaborándose” para ver si es posible explotarla.
También surge una opción de turismo educativo para ser incorporado. “Este tipo de actividad es muy fuerte en la provincia, pero con la apertura y cierres que se vienen produciendo se cayó por completo”, resaltó.
Entre los cambios que van alentando desde la gestión y otros que van surgiendo naturalmente, inclusive previo a la pandemia, se detecta el turismo rural comunitario. Es “algo que se viene dando mucho en localidades como Avellaneda y Villa Ocampo”, mientras que en la zona noroeste de la región “hay un gran avance en la utilización de redes sociales, es decir una adaptación tecnológica”, subrayó.
Más allá de estas opciones, hay privados que buscan reinventarse apostando a la ruralidad. Tales son los casos de los isleños que investigan cómo armar nuevas propuestas gastronómicas, planificar paseos en bote por los Humedales, entre otras opciones que se están barajando para ver si se pueden llevar a cabo cuando pase la tormenta del Covid.
En el mundo del turismo rural las mujeres son grandes protagonistas. En tiempos pandémicos, según un informe de la Came, este grupo poblacional durante el 2020 fue uno de los “más afectados por la crisis”, dado que tiene “mayores dificultades para su reinserción laboral”.
Ante esta compleja situación, las mujeres no se quedaron de brazos cruzados y están irrumpiendo con “nuevas y mejores” propuestas para revitalizar la actividad: armando y creando senderos ganaderos, planificando visitas a campos productivos de baja escala. Es decir, “hay un emergente que estamos acompañando”, apuntó Álvarez.
Una aguja en el pajar
Durante el verano hubo flexibilizaciones gracias a que mermaron los contagios. Esto permitió que una parte del turismo pueda respirar, pero con modificaciones. Con los antecedentes recientes de cientos de argentinos que quedaron varados en el extranjero cuando irrumpió el Covid, empujó a que muchos decidieran realizar viajes con distancias más cortas al mismo tiempo que buscar mayor acercamiento a la naturaleza, algo que creen que se mantendrá en la post-pandemia.
Ante esta nueva demanda generada por el encierro del 2020 y el temor a quedar varados, las personas se volcaron a buscar opciones más vinculadas con el aire libre y la naturaleza. Las cabañas rurales de zonas aledañas a Rosario como Andino, Carcarañá, Monje, entre otras, tuvieron unos buenos meses durante el período de vacaciones.
En el marco de haber estado confinados “literalmente durante 9 meses”, se trabajó muy duro en ese tiempo, en conjunto con la Secretaria de Turismo de la provincia y el Ministerio de Salud para lograr un protocolo modelo para Covid y Dengue.
A partir del 8 de diciembre y hasta Semana Santa, “se trabajó con una muy buena ocupación”, que fue aumentando en porcentaje, mes a mes, “con la confianza que se le generó al turista al aplicar el protocolo a rajatabla” y que “nos llevó a no tener ni un solo caso declarado dentro de nuestros complejos a lo largo de toda la región”, contó a Agroclave Graciela Recchia, dueña de un complejo en Andino y referente de la Cámara de Cabañeros y Servicios Turísticos de la Provincia de Santa Fe (CabaSetur).
Sin dudas el 2020 no fue un año sencillo. Los cabañeros de la provincia subsistieron gracias a algún subsidio estatal y créditos a tasa cero, en pos de cubrir los gastos que se seguían generando aún en pandemia.
A su vez, fueron adaptando los complejos a una convivencia en burbuja familiar. Es decir, “la familia sale de su burbuja en su casa, se subió a su burbuja auto, se bajó en el complejo a la burbuja cabaña y dentro de los complejos se adaptó para proteger los contactos cercanos cumpliendo los protocolos”, explicó Recchia y añadió: “Nosotros en particular anexamos a nuestra cafetería y artesanías una vinoteca boutique como un nuevo servicio para ofrecer”.
Las crisis siempre generan oportunidades y la del sector viene de la mano de la Secretaría de Turismo, que “por primera vez en su historia entendió lo que representa social y económicamente el turismo” y se ocupó de crear el sistema de Pre Viaje, el Santa Fe Plus, la billetera virtual con descuentos. “Estas acciones lograron poner a la región en esta temporada 20/21 entre las diez más elegidas”, señaló Recchia.
Más allá del “veranito” que pasaron, el freno total de la actividad turística enfrenta a las empresas y prestadores a una situación crítica, con escasas capacidades de supervivencia más allá de un par de meses.
Este es el caso de las pymes turísticas, que conforman aproximadamente el 85% de la oferta nacional, y es mucho más grave para aquellos emprendimientos situados en zonas rurales, caracterizadas mayormente por la pobreza, la informalidad y la falta de acceso equitativo a condiciones de desarrollo y competitividad.
Aunque hubo una suerte de resurgimiento de los flujos turísticos, su crecimiento, ahora, está supeditado a las nuevas medidas de restricción que puedan ir tensionando o aflojando los gobiernos de cada nivel.
No sólo eso. Con el distanciamiento social como modo más efectivo hasta el momento para evitar colapsar el sistema sanitario, y hasta la aparición de un tratamiento disponible para toda la población, es muy factible que se alterne entre estos ciclos: flexibilizar actividades y cerrarlas, con la consiguiente prolongación del impacto negativo en la actividad.
Así es como nacen nuevas estrategias para subsistir. Desde la cámara de cabañeros destacan que tuvieron que desarrollarse mucho para que Santa Fe comience a verse receptiva en turismo. Entienden que están en un camino de franco crecimiento en la medida que el sector privado se una con el poder público y logren trabajar en conjunto.
“Un gran desafío por delante que solo lograremos con la mayor cantidad de complejos y casas particulares, pagando sus impuestos por alojar, teniendo habilitaciones comunales y cuidando a todos con el cumplimiento de protocolos mientras dure esta terrible pandemia”, apuntó esperanzada la referente de CabaSetur.
Más allá de las buenas vibras, hay hechos reales concretos que demuestran que la actividad en estos momentos está paralizada. Hay prestadores que tuvieron que cerrar ante la imposibilidad de trabajar, inclusive en pleno verano, cuando había grandes expectativas de que aumentara el turismo rural, como terminó pasando.
La pandemia no diferencia y afecta a todos los sectores de una u otra manera. Se detecta una afectación de toda la cadena desde dueños y empleados. Un impacto directo en locales de gastronomía, artesanía, guías locales y todos los comercios y servicios relacionados directamente al rubro.
En concreto, todas estas iniciativas se vienen plasmando en borradores y en reuniones, porque desde la Provincia esperan que la recuperación comience por aquellos espacios donde la densidad de población y el nivel de casos afectados por el virus sean bajos. Estiman que pequeñas y medianas urbes sean las principales emisoras y receptoras, mientras que los espacios rurales y naturales, sean los grandes nuevos atractivos.
Esta nueva conducta es algo que también observa Recchia, dueña de un complejo en Andino. Ella vislumbra que el turismo de cercanía y el público en general –por lo vivido en el verano- se sintió más seguro alojándose y vacacionando “cerca de casa”. Se trata de una mirada positiva del Covid, porque reflexiona que “las restricciones en diversas provincias junto con el cierre de fronteras, permitieron que muchas personas puedan descubrir Santa Fe, al igual que muchos santafesinos”.