Opinión

El nuevo plan "Platita" y la promesa que se llevó el viento

Hacia fines de julio de 2019, poco antes de las PASO de ese año, el entonces candidato presidencial Alberto Fernández prometía que, si llegaba a la Casa Rosada, iba a incrementar las jubilaciones un 20% financiándose con los intereses de las Letras de Liquidez del Banco Central (BCRA), más conocidas como Leliq, que dejaría de abonar. Acompañado por Axel Kicillof, durante un acto de campaña realizado en La Matanza, quien acababa de ser ungido postulante por Cristina Kirchner proclamaba: "Entre los bancos y los jubilados, yo me quedo con los jubilados". Cuatro años después, sin embargo, no sólo las jubilaciones han caído en términos reales, sino que los elevadísimos pagos de intereses por Leliq superan el gasto total en jubilaciones.
Las Leliq son títulos emitidos por el Banco Central con el propósito de absorber liquidez para impedir que el exceso de pesos presione sobre los precios y el dólar, a cambio de lo cual les paga a los bancos una tasa de interés nominal que hoy representa el 118% anual.
Cuando Alberto Fernández asumió la presidencia de la Nación, el stock de Leliq y otros pasivos remunerados totalizaba poco más de 1 billón de pesos que, al 63% de interés anual, generaba unos 57.000 millones de pesos de interés al mes. Hoy, ese stock ronda ya los 19 billones de pesos, que implica un pago de intereses de casi 1,7 billón de pesos por mes.
Expresados en una moneda cada vez más devaluada como el peso, tales números pueden no significar mucho. Sin embargo, si nos tomamos el trabajo de convertir ese stock de deuda en dólares, tomando la cotización del dólar MEP, que ayer cerró a alrededor de 668 pesos, podemos señalar que la suma de los pasivos remunerados del BCRA más su interés anual totalizaría unos 41 billones de pesos, equivalentes a la friolera de 62.000 millones de dólares. Esto es, bastante más que la deuda de casi 45.000 millones de dólares que contrajo Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional.
Un estudio del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea que analizó la evolución de la relación entre el stock de pasivos remunerados del Banco Central y el gasto previsional determinó que, mientras en la primera mitad de 2019 el tamaño de esa deuda del BCRA era levemente inferior al gasto anual en jubilaciones y pensiones, en la primera mitad de 2023 representa casi un año y medio de pagos a jubilados y pensionados.
En cuanto a los intereses de los pasivos remunerados del BCRA, mientras que en julio de 2019 equivalían al 47% del gasto previsional, cuatro años después representan el 121%. Algo que echa por tierra la vieja promesa de Alberto Fernández en sus tiempos de candidato presidencial.
Según el ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa, los jubilados no perdieron poder adquisitivo durante la gestión de Alberto Fernández. Distintos estudios, no obstante, desmienten la aseveración de Massa.
Un trabajo de Chequeado concluído en la segunda semana de agosto, tilda esa aseveración de "engañosa", por cuanto si se tienen en cuenta las proyecciones de inflación hasta el corriente mes, un grupo de 1,4 millón de jubilados que cobran el haber mínimo, incluído el bono adicional, tendrá un aumento real del 28,9% con respecto a diciembre de 2019, cuando asumió el gobierno del Frente de Todos. Sin embargo, los 4,4 millones de jubilados restantes -incluidos quienes cobran el haber mínimo pero no recibieron refuerzos, y aquellos con haberes medios y altos- sufrirán una pérdida del poder adquisitivo del 7,6% al 33,8% este mes.
Por su parte, los trabajos del Ieral indican que, hacia mitad de año, la pérdida para los jubilados que no recibieron bonos equivalía al 15,2%, tomando una prestación que resulte igual a tres haberes mínimos ($ 213.000 de bolsillo).
Si bien el Gobierno, dos semanas antes de las PASO, buscó compensar esa pérdida con el pago de dos suplementos -uno de $ 15.000 que correspondió a julio y otro de $ 21.000 por agosto- y horas atrás anunció un bono adicional de $ 37.000 para los meses de septiembre, octubre y noviembre, de modo que todos los jubilados alcancen un mínimo de $ 124.000, habrá que ver si esos ajustes no quedan una vez más superados por la dinámica inflacionaria.
Los anuncios de Massa, que tendrían un costo fiscal de unos 730 mil millones de pesos, recibieron cuestionamientos de los dos principales candidatos presidenciales de la oposición. Patricia Bullrich subrayó que "para impulsar su candidatura, Massa tomó una serie de medidas que la inflación se va a comer en pocos días" y que "los problemas no se resuelven con maquillaje y más emisión". Javier Milei, por su lado, sostuvo que "no se pueden esperar resultados diferentes haciendo siempre lo mismo" y que "el keynesianismo modelo Ford T siempre falla y volverá a fallar".
La mayor dureza provino de un economista ortodoxo, como Agustín Monteverde, quien, en diálogo con LA NACION, calificó las medidas anunciadas por Massa como una "farsa dolorosa" y opinó: "Te corta el brazo y después te regala curitas que financia con dinero que les saca a todos los argentinos".

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