Este jueves, en la sesión ordinaria del Concejo, se le entregará un reconocimiento a la trayectoria al Sr. Héctor Moscardo por su aporte al vecinalismo, la participación ciudadana y al fútbol de divisiones inferiores local y regional.
La concejal Valeria Soltermam fue la impulsora de este proyecto, que indica:
Que Héctor Moscardo nació en Rafaela el 11/10/1938. Hijo de padre albañil y madre ama de casa. Con ellos y sus dos hermanos, tuvo una infancia en familia y con austeridad, lo que hizo que se convierta en una persona de gustos sencillos y agradecido de cada pequeño logro.
Que amó el juego del fútbol desde temprano, a los 16 ya jugaba en la cuarta división, o Reserva, del Club Ferrocarril del Estado.
Que hizo el servicio militar, teniendo la suerte que, como era técnico dactilógrafo, cumplió sus tareas como administrativo, en El Palomar, Buenos Aires.
Que en 1972 se casa con Ana María Walter. Luego llegarían los hijos: Horacio y Mariela, que junto a sus parejas Paula Goddio y Nicolás Gómez Díaz, les regalaron cinco nietos: Facundo, Jerónimo, Tomás, Pedro y Simón. “Tenemos una gran familia que me llena de satisfacciones”, suele decir Héctor.
Que respecto de su vida laboral se puede mencionar que fue tenedor de libros en la entonces Escuela Verdú; trabajador de la fábrica de calzados TAF, empleado de Grossi, Tractomacq y colaborador de cuestiones contables para diversas empresas locales.
Que, a la par, desarrolló una intensa vida institucional, de la cual casi la totalidad fue ad honorem, salvo en momentos y cargos puntuales. A los 15 años ingresa como secretario del Club Ferrocarril del Estado, en la presidencia del Dr. Ángel Oyoli. Fue técnico de las inferiores en el mismo club, luego en el Club 9 de julio. En 1996 asume como Gerente de la Liga rafaelina de fútbol. Fue presidente de la Vecinal del Barrio Juan de Garay, estuvo al frente de la Federación de entidades vecinales por seis años, y hasta la fecha forma parte de la Comisión del Club de los abuelos de calle Palmieri.
Que sostener una vida dedicada a la comunidad, no hubiera sido posible sin el trabajo codo a codo de su compañera de vida y esposa, Ana María. “Hicimos siempre todo en familia, sólo así es posible”, dice Héctor.
Que la vida le presentó grandes riesgos. Uno de ellos lo llevó a afianzar la idea de que “hay un Dios”, como él dice, al haber sobrevivido a un accidente automovilístico con toda su familia. Y más
cercano en el tiempo, tuvo una advertencia de su médico: “si no bajás el ritmo, te vas a ir pronto”. Sólo entonces fue cuando dejó su cargo en la Federación de Entidades Vecinales.
Que se reconoce peronista, y dice que los piensa como referentes cercanos, por sus buenas gestiones, tanto a Omar Perotti como a Luis Castellano, aún con las críticas y pedidos que, por sus funciones, tuvo que hacerles durante años.
Que un recuerdo que lo emociona, dice, es pensar cuando, allá por el 73, lo dejaron fuera de la comisión directiva del club de sus amores, sin explicación alguna. Lo vinieron a buscar entonces de otra institución, y pudo llevarlos a ganar 3 campeonatos y 2 subcampeonatos. “Me acuerdo que hubo una fiesta en el salón del 9, y cuando yo llegué con mi esposa, la gente empezó a levantarse y aplaudir, fue muy emocionante”, recuerda.
Que Héctor Moscardo piensa que la sociedad rafaelina, en general, es una muy buena comunidad, que lo que lo preocupa en la actualidad es la inseguridad y ciertos códigos que se perdieron, como robar y dañar jardines de infantes, por ejemplo.
Que este rafaelino de pura cepa, quiere ser recordado simplemente “a través de los momentos que le dediqué a la ciudad para hacerla un poquito mejor, sólo eso”, dice.
Que, a sus 85 años, creemos que es justo un reconocimiento en vida a este rafaelino que marcó la diferencia, que supo no quedarse sólo en la crítica, sino que puso su tiempo y el de su familia, a disposición de la comunidad. Hoy es momento que sus propios vecinos y vecinas, a través de este Concejo, pongan en valor tantos años de trabajo honrado, de vida institucional, de compromiso ciudadano, de valiosos aportes al deporte amateur de Rafaela y la zona, casi siempre focalizado en las infancias y su derecho a “jugar a la pelota”.