Locales

Discípulo de muchas artes y maestro de ninguna

Monseñor Pedro Torres dialogó con CASTELLANOS.

Hablamos con monseñor Pedro Torres, octavo hijo de una familia cordobesa con muchos varones y un gran compromiso social. Eligió el sacerdocio hace 40 años, se formó en Córdoba y un tiempo en Roma; fue profesor de Teología Moral, de Doctrina Social y otras artes teológicas.
"Fui obispo auxiliar de Córdoba durante 9 años; aquí decían que habían comprado un obispo nuevo, pero en realidad soy reciclado; han comprado un auto con algún kilometraje". A partir de allí su sonrisa asoma a cada instante, con la indisimulable gracia mediterránea. Cuenta que, estando aquí monseñor Casaretto, ha venido en distintas ocasiones y "he compartido algún encuentro de fútbol con un obispo que era obispo también dentro de la cancha, porque cada vez que perdía cambiaba el equipo".
El Papa me ha enviado a esta Diócesis que, en parte ya algo conocía, pero no tanto porque es como una bufanda que toma desde el límite con el Chaco hasta San Vicente y María Juana; me faltan todavía conocer Villa Minetti y Tostado.
"Yo he planteado un tema de fondo: la Iglesia está hablando hoy de sinodalidad; un término un poco raro que significa caminar juntos, no como metodología de trabajo, que también lo es, sino un descubrir que desde el bautismo todos hemos nacido del Espíritu Santo y todos tenemos que descubrir, en el modo eclesial, qué es lo que el Espíritu Santo nos propone en este cambio de época, con desafíos inmensos. De hecho, antes de la pandemia -sigue diciendo Mons. Torres- se hablaba del transhumanismo trágico, ese que nos presentaba el fin del mundo, con fecha para el 2012 y películas catastróficas, pero también de un transhumanismo positivo de aquellos que creían y creen que la robótica, la nanotecnología, la medicina, el conocimiento del genoma humano iba a hacernos inmortales. Bueno, la pandemia nos ha hecho chocar de frente con todo esto, mostrando que seguimos siendo vulnerables y que hay una serie de beneficios que todavía no son para todos; una suerte de inequidad con rostro de injusticia. En nuestra Patria producimos alimentos para 500 millones de personas y de los 45 millones que hay, la mitad no come bien. Durante la pandemia hemos hecho un trabajo por la paz y un habitante de Uganda me decía: nosotros somos pobres, ustedes son mal administrados".
Volviendo a su relación con la Diócesis, el Obispo nos decía: "Yo he invitado a redescubrir el bautismo, que tampoco es algo nuevo; Paulo VI lo decía en el marco del Concilio en su carta maravillosa Ecclesiam Suam; Juan Pablo II en su preparación para el Jubileo decía 'sueño que el Jubileo sea redescubrir el bautismo'. Después, el 6 de enero del 2001 decía que lo que espera la Iglesia del jubileo es una pedagogía de comunión; es lo que Francisco ha llamado la Sinodalidad, el caminar juntos, el sembrar juntos, porque sólo el amor, la fraternidad, es lo que puede cambiar la historia. Este tema de la fraternidad Francisco lo ha volcado en 'Fratelli Tutti' y en el mensaje de la paz del año 2020 habla de la cultura del cuidado, de cuidar la casa común, del hermano que sufre, cuidar al pobre y al marginado. Esto forma parte de una fuente de alegría; Francisco, desde el principio, ha insistido en recuperar la alegría".
En su extensa y medulosa carta pastoral de Cuaresma, Mons. Torres había invitado a alegrarnos de que somos hijos de Dios y, si somos hijos, somos hermanos. Redescubriendo el bautismo apela a una conversión, no sólo personal sino también de las estructuras. Esto no es sólo una intuición de Francisco; ya Juan XXIII, cuando convocó al Concilio, también llamó a reformar el Derecho Canónico y es lo que más costó, al punto que Juan Pablo II hacía trabajar a la comisión de cardenales debajo de su oficina y todos los días bajaba a preguntarles "¿qué hicieron hoy para la reforma del Código?". El Papa Francisco empleó 9 años para reformar la curia romana, con el fin lograr que el evangelio llegue a los propios vínculos, relacionarnos con nosotros mismos, con la realidad, con la historia.
"A mí me llama la atención cuando rastreo las homilías de Vicente Zazpe -continúa Mons. Torres- y veo que ya apuntaba a estas cosas; era un profeta. La sinodalidad es buscar un discernimiento no sólo entre sacerdotes y obispos sino entre toda la comunidad cristiana. Santa Teresa decía 'al cielo no vamos solos; o vamos en colectivo o no vamos'. El resumen de las conclusiones del Concilio Vaticano II es la parábola del buen samaritano. Hoy hay muchos heridos al borde del camino y nos corresponde ser un hospital de campaña; no podemos dejarlo pasar".
"La propuesta mía ha sido, sumándome a una diócesis que tiene una vida hermosa, una serie de objetivos surgidos en asamblea, que hay que trabajarlos ordenadamente: una cosa por año. Hay que encontrar los caminos para hacerlo. Yo puedo tener mucha harina en casa, pero si no me pongo a amasar no voy a tener pan. Yo les he dicho: concreticemos, veamos qué no va más y busquemos itinerarios formativos. Por ejemplo este año, que es el tema de la Fe, tenemos que encontrar no sólo uno sino muchos lenguajes; hoy los jóvenes tienen su lenguaje, los adultos otro, los niños otro distinto; tenemos que saber que los objetivos se encarnan en una realidad y la realidad es diversa. En eso estamos".
Misión de Cáritas
Cáritas ha contribuido en Rafaela con planes de viviendas, con ayuda a personas e instituciones, está presente en las necesidades cotidianas; pregunto: ¿no debiera Cáritas sumarse a otras organizaciones oficiales y privadas para llevar a cabo una acción de pastoral coordinada? Mons. Torres escucha con atención y su respuesta surge de inmediato: "No es la misión de Cáritas; es la de Pastoral Social, porque la caridad tiene muchas dimensiones y nosotros seremos juzgados en el amor que profesemos y entreguemos. Por un lado, Cáritas no es el ministerio de acción social de la Iglesia ni es una ONG; es la promotora de la caridad entre los cristianos. Cáritas tiene que iluminar sobre dónde están las necesidades para que cada cristiano haga su aporte; al mismo tiempo, salir al cruce con una misión de asistencia sin caer en el asistencialismo.
No basta con lo de Cáritas; la Iglesia ha ido formando la Pastoral Social, que es un espacio de encuentro entre el mundo del sindicalismo, del empresariado, el educativo, el mundo político, para buscar y encontrar espacios para una nueva imaginación. Francisco, por ejemplo, convocó a jóvenes menores de 35 años para imaginar una nueva economía. Aquí en la Diócesis hay una pastoral social y, en esa pastoral social, también hay una participación del judío, del evangélico, del espiritista. Lo que llamamos el diálogo ecuménico también tiene una participación en la pastoral social. Nadie puede hacerlo solo. Cuando le pidieron a Francisco un consejo para trabajar en lo social, respondió: les doy tres: diálogo, diálogo y diálogo. Todos tienen algo que aportar, tengan un voto o cien, y todos merecen ser escuchados. Con motivo de los diez años del pontificado de Francisco, el espacio interreligioso de Sunchales propició un encuentro entre el sindicalismo y ACDE, la asociación de empresarios católicos para crear un espacio de diálogo en común. Cáritas propició una colecta solidaria en Cuaresma, que me pareció muy rica; por otra parte promueve actos de servicio muy importantes, que no siempre se conocen. Un obispo cordobés decía 'el bien no hace ruido y el ruido no hace bien'. A mí no me interesa que Cáritas haga ruido sino que trabaje. Por ejemplo, aquí en Rafaela hay migrantes que no se han insertado, por distintas razones, aunque quieren hacerlo: Cáritas debe ayudarles a encontrar un camino nuevo de participación y trabajo".
Sobre el Papa Francisco

"Francisco ha sido un maestro iniciando procesos. Con su sabiduría de años, se ha dado cuenta de que la caña crece rápido, pero es hueca; lo que crece despacio tiene la mejor madera, por eso sigue los procesos con lenta firmeza y mucha lucidez. La mirada del Papa Francisco es abarcativa sobre el mundo, es un líder espiritual reconocido aún en los ámbitos interreligiosos; yo, que me muevo en ese ámbito, veo que hay líderes musulmanes, líderes de Mianmar que recomiendan textos del Papa Francisco. Él ha ido a lugares adonde no va nadie, en su preocupación por la paz. Espero que sepamos comprender este mensaje porque está en juego un milenio".
Participación

"La pandemia ha golpeado fuerte en el espíritu creador y participativo de esta Diócesis y pareciera que le cuesta retomar el camino de la liturgia, pero ha visto en las ceremonias de Semana Santa una adhesión muy numerosa. Además, he visto que muchos siguen las ceremonias por internet, o sea que todavía ha quedado vigente este formato virtual, pero hay comentarios de algunas sacerdotes que, especialmente en la gente mayor, todavía la participación está retraída".
Actualidad

"Argentina y el mundo pasan por una crisis ética y moral profundísima. Recuerdo cómo nos reíamos cuando una sindicalista dijo que, si dejáramos de robar durante dos años, saldríamos adelante; todavía estamos sin hacerlo; si alguien se fija en el descuido por la vida, el bullying, la falta de expectativa en los jóvenes, es una muestra de lo que pasa con la ética. Todavía no hemos puesto en práctica la regla de oro que dice 'hacele a los demás lo que te gustaría que te hagan a ti'. Por ejemplo, dentro de la Iglesia tenemos que aplicar el principio de subsidiariedad: el obispo no tiene que hacer lo que hacen los curas, los curas no deben hacer lo que hacen los catequistas, los catequistas no deben hacer lo que hacen los padres; que cada uno haga lo que debe hacer dentro de su misión en la Iglesia, hará que todo funcione bien. No basta que seamos una sociedad, que seamos socios, tenemos que ser hermanos de una fraternidad. Que cada uno, a partir del don que ha recibido, se ponga al servicio de los demás. Tenemos un país con una competencia de dolores, todo el mundo se queja. Un sociólogo ya desaparecido, Sigmund Baumann, decía que el problema de los indignados es que hacen catarsis pero no proponen nada positivo. A veces no hay expectativas, pero Dios nos libre de perder las esperanzas".
No es sencillo pasar a palabras la sucesión de conceptos que se desgranan a partir de una tonada cordobesa que no lo abandona, pero que hace más fácil la noción ilustrada de una doctrina abierta, directa, que monseñor Pedro Torres va enunciando entre sonrisa y sonrisa.

Autor: 286731|
DÍA DEL OBISPO Monseñor Pedro Torres locales

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