La leche está diariamente en tu mesa, en tu café, chocolatada o algún producto lácteo como yogurt, queso, manteca o dulce de leche. Para llegar a producir esa leche, tanto la vaca, como los productores en el campo, han tenido que recorrer un largo y difícil camino: Una verdadera Vía Láctea, a puro campo.
Contiene proteínas, vitaminas y minerales imprescindibles para la nutrición humana y es la fuente por excelencia del calcio dietario. Es fundamental para el crecimiento y desarrollo de los niños, sobre todo para la formación y mantenimiento de los huesos, de los dientes y protección de enfermedades metabólicas. Es en esencia un alimento irremplazable para el ser humano.
Son muchos los beneficios que genera el consumo de productos lácteos en todas las edades. Es de destacar, además, que casi la totalidad de los países en el mundo han incluído la leche en sus guías de alimentación saludable, reconociendo así la importancia de este alimento por su gran valor nutricional.
Aunque esa “leche”, puede obtenerse también de otras hembras lecheras como cabras, ovejas, búfalas, la de mayor consumo en nuestro país proviene de vacas lecheras.
También, suelen etiquetarse como leche los derivados de productos vegetales (de almendra, coco, arroz, soja, etc.) sin embargo “leche” desde el punto de vista bromatológico, es definida como el producto integral del ordeño de hembras lecheras sanas, adecuadamente nutridas y no fatigadas, recogida en forma higiénica y sin contener calostro.
¿Cómo llegamos a la leche?
Cuando nace una ternerita, que será alimentada durante sus 3 primeros meses con la leche extraída de las vacas en lactancia, requiere muchos cuidados, protección, limpieza, vacunación, atención veterinaria, y la compañía de otros terneritos de su misma edad.
Pasado ese período, y cuando ya son capaces de consumir alimento sólido y comenzar a pastorear, se los aloja en potreros en el campo, con otras terneras de su misma edad, siempre con cuidados por enfermedades, y suministrando el agua y los alimentos necesarios para su crecimiento.
Ya con el tamaño y peso suficiente, podrá ser servida, por un toro o inseminación artificial. Todo este proceso es muy controlado. Han pasado casi 15 meses desde su nacimiento, y se ha cuidado mucho su salud y su peso, ofreciéndole en cada etapa el alimento que necesita para continuar creciendo y llegar a este estado.
Finalmente, esta vaquillona quedó preñada, y ahora la cuidamos para que todo salga bien, y su ternero llegue a nacer en buenas condiciones. Cuando está próximo el nacimiento, se ubicará cerquita de sus cuidadores para poder ayudarla en el parto si es necesario, y tendrá todos los cuidados: protección, lugar seco para echarse en el potrero en caso de lluvia, agua, alimento, sombra, y vigilancia. Ya con 22 a 24 meses, la ternerita que vimos nacer se convierte en vaquillona de primer parto, produciendo su primera leche para alimentar a su ternerito.
Las vacas han sido seleccionadas por largo tiempo para que produzcan mucha leche durante su lactancia. Por lo que, en los próximos meses, esa vaquillona seguirá produciendo mucha más leche de lo que necesita su ternero, y con muchos cuidados será ordeñada, extraída su leche para depositarla en el tanque de leche, y esta será llevada luego por el camión cisterna a las plantas lácteas, desde donde, y a través de distintos procesos de higienización y elaboración, se convertirán en los riquísimos productos lácteos que todos consumimos.
Cuidar y ordeñar las vacas
El ordeño no es tan simple. Además de disponer de instalaciones adecuadas y personal capacitado, a las vacas hay que respetarles la rutina de horarios, pueden ser 1 o 2 ordeños cada 24 horas, y siempre igual, aun cuando en las peores condiciones climáticas deba hacerse a las 4.00 hs de la madrugada.
Ellas irán al tambo a esa hora, y bien ordenadas. Siempre hay una vaca líder que guía al resto. Además, ellas mismas tienen un orden de ordeño, y no les gusta que se les adelanten otras. Si el ordeñador ignora esto, puede complicarse la entrada al tambo. Es mejor darles tiempo para que ellas mismas entren tranquilas. En la sala de ordeño, no solo se las protege con medias sombras, ventiladores, aspersores, etc, sino que además se les proporciona alimento, lo cual las motiva para entrar.
Es muy importante seguir una rutina “Buenas Prácticas de Ordeño” y respetar los horarios. Cuando no se realiza correctamente, si queda leche sin ordeñar, o se daña la ubre o el pezón, podría enfermarse de mastitis, una infección que genera dolor y afecta la calidad de la leche. En ese caso esa leche será descartada.
Robotizando el momento del ordeño
¡Es fantástico ver como las vacas entrenadas se dirigen luego del pastoreo natural al tambo de Ordeño Voluntario Robotizado! Con la información registrada de cada ejemplar se guía a través de puertas inteligentes al box de ordeño, al patio de suplemento alimentario según su dieta requerida, o hacia la aguada. ¡Hasta una máquina masajeadora para relax tienen las vacas! Y todo esto es sin personal a la vista y a libre demanda según el requerimiento dietario y sanitario de cada vacuno.
El objetivo de la producción lechera es la mayor eficiencia y el bienestar de los animales, procurando alimentación, protección, higiene y seguridad “sin estrés”, y con el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales, para una producción sustentable.
Agradecemos a la Estación Experimental INTA Rafaela y su equipo de trabajo por la información para esta nota. (Elcampoentuvida.com.ar)