El suceso se registró en el suroeste de la Provincia de Buenos Aires y, por el crimen, los investigadores detuvieron luego tanto a la esposa de la víctima como al amante de la mujer.
La sospechosa habría sedado a su marido con pastillas para dormir, y luego lo masacró a golpes hasta matarlo, para finalmente arrojar el cuerpo en un baldío, contando con la complicidad de su amante.
El cuerpo de la victima (52 años) fue hallado en un terreno baldío, con golpes en la cabeza y el cuerpo semidesnudo.