Este jueves 24 de octubre, Rafaela estará cumpliendo 143 años de continuo desarrollo que la ha llevado a transformarse en la tercera ciudad de mayor importancia de la Provincia de Santa Fe. Todo ello motivado por su infraestructura productiva, sus bondades naturales, el desarrollo e innovación constante de su economía y un entramado institucional que tuteló cada paso de una pujante comunidad.
En estas líneas no estamos para hablar de lo que ha sido el poblamiento de la ciudad, para eso los historiadores ya han dedicado muchas páginas e incluso en este mismo suplemento se realizó un repaso de las principales características. Ahora buscaremos analizar todo ese crecimiento desde el lado económico y sobre todo el encadenamiento productivo que ha sido un atributo constante a lo largo de los años.
Algunos aspectos que describen sus principales atributos tienen que ver con su crecimiento poblacional, acompañado por la vinculación que significó el ferrocarril en sus primeros años. Una gran fuerza de trabajo respaldada por la fertilidad de sus tierras, la vinculación y el eslabonamiento productivo de la región que se nutrió en primera instancia de la actividad agropecuaria y ganadera, como así también su fortaleza para adaptarse a las condiciones que podrían haber sido adversas, pero que supieron sacarle provecho. Un ejemplo claro es la concepción sobre la agricultura, que, pese a la gran fertilidad de sus campos, muchos colonos vieron que la inestabilidad climática jugaba un rol preponderante por lo que mutaron a la ganadería. Parece una adaptación simple pero que requería de una determinación y confianza plena sobre la lectura de lo que las condiciones naturales estaban ofreciendo en esta zona.
En el año 1881, se registraron los primeros asentamientos de lo que hoy sería la ciudad de Rafaela, que tan sólo en sus primeros años ya marcaba una impronta de pujanza. A tan sólo 7 años de su formación, según el primer censo industrial a la que fue sometida -cabe aclarar que estos datos nuclean a lo que hoy se denominaría Departamento Castellanos-, contaba con un total de 29 industrias, entiéndase el concepto a los primeros talleres rudimentarios dedicados a la carpintería, cocherías, fábricas de tejas y ladrillos, fideos, harineras, herrerías, panaderías, curtiembres, zapaterías. Solamente en la descripción de las primeras industrias de la ciudad notamos cómo se interrelacionan directa e indirectamente entre la producción y procesamiento de materias primas.
En el repaso histórico que hacen escritores de la ciudad reconocen que la industria tiene dos grandes orígenes, uno de ellos es netamente acompañar el crecimiento poblacional, mientras que el otro tiene directa relación con la producción.
Las actividades económicas que tuvieron mayor desarrollo en esta etapa fueron las que, de uno u otro modo, dependían de la producción agrícola-ganadera. Las posteriores industrias alimenticias tuvieron su desarrollo progresivo a causa del entrelazamiento de las actividades económicas, beneficiadas en gran medida por la abundante materia prima y el bajo costo que implicaba acceder a ellas. En este punto se destacan las industrias molineras, frigoríficas, de procesamiento de cueros y la industria láctea, por nombrar algunas de ellas.
El primer eslabón necesario fue la migración, el segundo tiene que ver con la producción agrícola ganadera, el tercero con la visión de los actores locales para ver que el procesamiento de materia prima era una gran alternativa; y en cuarto lugar podemos mencionar todas aquellas industrias y servicios ligados a estos grandes actores, quienes inevitablemente abrieron las puertas para que otros emprendimientos emergieran con el correr de los años, como pueden ser los talleres mecánicos. Para entender el desarrollo de los primeros años, en 1884 se dio origen al primer taller mecánico en nuestra ciudad, sector que 6 años después ya registraba un total de 24 talleres metalúrgicos.
El número de industrias continuó creciendo y ya para 1935, en el censo industrial en nuestra ciudad se registraba un total de 139 establecimientos, que empleaba a 84 personas y contaba con 802 obreros. Para el año 1941, el número de industrias ascendería a 192, empleando a 136 personas y 1.337 obreros.
Durante estos años, Rafaela ya contaba con un gen fierrero que dio origen a importantes industrias ligadas al sector automotriz o directamente a la fabricación de cosechadoras, dos rubros claves en la idiosincrasia local, que no requiere de mucha explicación teniendo en cuenta que desde principio de siglo ya se databan las primeras carreras y una producción que desde los orígenes estuvo ligada al sector agropecuario.
Para el año 1963, según un estudio de la UNL, se observaba un predominio del 21,1% de la rama de alimentos y bebidas, seguido por un 18,9% de piedras, vidrios, etc., maderas con un 18,4% y metales con un 14,6%. Según reconocen los historiadores, en 1960 el 22% de las empresas de la ciudad estaban dedicadas a la actividad metalmecánica. Esta industria, compuesta por dos grandes grupos de actividades, entre ellas la industria de metales y bienes de capital e industria de vehículos y componentes, fueron las que constituyeron el punto de partida sobre el que se fue construyendo el actual cuasi distrito metalmecánico.
En la actualidad
El último informe industrial fue realizado en el año 2018 por la Municipalidad de Rafaela, el cual dio cuenta que en la ciudad coexisten un total de 540 industrias. En consonancia con lo observado en estudios previos, el perfil industrial de Rafaela se muestra altamente diversificado, con presencias en 22 de las 24 secciones industriales establecidas en la Clasificación Nacional de Actividades Económicas -los sectores industriales sin presencia en Rafaela son la elaboración de productos de tabaco y la fabricación de coque y productos de la refinación del petróleo-. A este valor, se le deben adicionar 52 empresas del sector Software y Servicios Informáticos (SSI), que también fueron incluidas en el estudio.
Como demanda su historia, la estructura industrial de Rafaela muestra un claro predominio del sector alimenticio y metalmecánico, que se ha sostenido durante la historia y que actualmente representan el 29,1% y 32,8% respectivamente. Si se incluyeran las unidades del sector del software y sistemas informáticos, las 52 presencias locales lo ubicarían en el podio como el tercer sector de actividad en la estructura industrial de Rafaela, marcando a las claras que la innovación y el espíritu progresista, al igual que en sus inicios, siguen siendo parte del adn rafaelino.
Artículo elaborado con información de "Rafaela, 125 años construyendo una Marca Registrada en desarrollo Local" y "4to Censo Industrial de Rafaela 2018".