Hace exactamente 52 años, la arroba aseguró su supervivencia. El símbolo que hasta entonces se había utilizado como una unidad de peso —equivalente a 11,5 kilogramos— inició su camino a la fama cuando se usó para separar el nombre de usuario y el dominio en las direcciones de correo electrónico. La historia cuenta que Ray Tomlinson, el programador estadounidense que creó el servicio de email, eligió ese dibujo ensortijado porque estaba presente en el teclado y no se usaba mucho.
En concreto, el 3 de septiembre de 1971, Tomlinson desarrolló el primer programa para enviar correos electrónicos. Luego, en octubre de ese año, se envió el primer mensaje a través del canal desarrollado en las oficinas del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que por entonces diseñó el proyecto ARPANET, antecesor de lo que hoy conocemos como Internet.
Recordando una de las jornadas más relevantes para la arroba, repasaremos una serie de curiosidades: desde los extravagantes nombres que recibe en diversos idiomas, pasando por su pretensión de inclusión y sus diversos usos, hasta su actual protagonismo en las redes sociales.
Los primeros usos de la arroba
Así, como unidad de medida, es una palabra en femenino. Comerciantes y navegantes la emplearon para indicar un peso, un equivalente apenas superior a nuestros 11 kilogramos. Se estima que comenzó a usarse de esa forma a mediados del siglo XIV, en especial para los cálculos en el comercio de cereales y otras mercancías, por ejemplo el vino. Hay diversos registros manuscritos e incluso en barriles, donde aparece una letra “a” rodeada por un círculo.
Para los amantes de las precisiones, una arroba era equivalente a una cuarta parte de un quintal, que eran 100 libras castellanas o 46 kilogramos. Una división sencilla termina en los mencionados 11,5 kilos. Al respecto, tirando del hilo etimológico, llegamos al origen del término: “a rub”, en árabe, significa “una cuarta parte”.
El símbolo arroba y sus apodos
En los mercados de siglos remotos, en sus viajes por el mundo, e incluso en las máquinas de escribir, la arroba se usó para medir. Después, su supervivencia implicó una reconversión. En informática, @ es una mediadora. Eso se entiende si observamos cómo se usa el término en inglés. En una dirección de correo electrónico se lee como “at”, en español “en”. Así, juan@supermail.com es “juan en supermail.com”. Es decir, el usuario en tal dominio provisto por un servicio.
Por lo demás, es interesante repasar los diferentes nombres que recibe la arroba, en diversos idiomas. Los que siguen son algunos de los más simpáticos. En idish la llaman “strudell”, debido al parecido entre las vueltas del signo y una rodaja de ese postre. Otra remisión dulce y circular es la ensaimada, que usan algunos en España. “Chiocciola”, “caracol” en italiano, apunta a esa misma característica. Hay más referencias al mundo animal: en la variedad de lenguas encontramos “cola de mono”, “trompa de elefante” o “gusanito”. Otros llamativos son “alfa encrespada” y “a loca”.
¿El símbolo @ sirve para un discurso inclusivo?
Antes de que el empleo de la letra “e” se divulgue como una forma inclusiva del lenguaje, la arroba se usó con ese mismo propósito. Por ejemplo, hay quienes escriben “niñ@s” para hacer referencia a las niñas y a los niños, a un mismo tiempo.
Amén de la estima que cada uno tenga a las opiniones de la Real Academia Española, ese grupo señaló que tal empleo no es válido desde el punto de vista del sistema de la lengua debido a que “la arroba no es un signo lingüístico”.
La sobrevida de arroba
Cuando el programador estadounidense eligió el símbolo para que intermedie entre su apellido y el servidor —en tomlinson@bbn-tenexa— inyectó en la vena de la arroba la poción de la vida eterna. De las direcciones de correo electrónico, la “a envuelta” pasó a ser un elemento clave en las redes sociales: en muchas, es la antesala al nombre de usuario. Incluso son muy codiciados @ más simples de recordar, tal como ocurrió recientemente cuando los patrones de la exTwitter se apoderaron de @X, para usar la letra que ahora identifica a esa plataforma.
Aquello de la vida eterna puede ser exagerado: no sabemos qué ocurrirá en el futuro con las redes sociales y los emails. Como fuere, es posible que el símbolo encuentre un hueco en el mañana y se reinvente. Si lo hiciere de ese modo, no será una sorpresa porque ya lo hizo en el pasado, cuando la arroba pasó de estar tallada en barriles de vino, a ser parte del último grito de la tecnología. (TN)