El ex presidente de izquierda obtuvo 48,43% de los votos y el actual mandatario ultraconservador el 43,20% en la primera vuelta.
La decepción en los seguidores de Lula da Silva por no haber podido ganar la elección en primera vuelta, un escenario que vaticinaban varias encuestas, acaso distorsione la cuesta que debe remontar Jair Bolsonaro para dar vuelta el resultado y ganar en el balotaje del 30 de octubre. La cuenta asusta: el presidente quedó 6,2 millones de votos abajo de su rival. En términos porcentuales, con su 48,43%, el líder del PT quedó a solo 1,57% de evitar la revancha.
¿De dónde puede sacar esa diferencia ahora Bolsonaro para revertir el resultado? La pecera más grande a la que apuntarán ambos candidatos es la de los electores que fueron a sufragar este domingo, pero no lo hicieron por ninguno de ellos dos. Se trata de dos grupos bien diferenciados:
-Por un lado, hubo 9.897.612 votos que se inclinaron por otros postulantes.
-Por el otro, hubo 5.452.607 votos blancos o nulos.
En caso de repetirse la participación, cercana al 80%, y si como se prevé tanto Bolsonaro como Lula mantienen el apoyo de la primera vuelta, el Presidente necesita quedarse con el grueso de esos votos ajenos para descontar la diferencia y pasar al frente. ¿En qué proporciones?
Si se repitiera el voto blanco y nulo y los candidatos sólo se disputaran los casi 10 millones que sacaron otros postulantes, Bolsonaro necesitaría que 8 de cada 10 se inclinen por él. Muy difícil, ya que algunos candidatos que quedaron afuera, como Ciro Gomes (que sumó 3,6 millones de votos), fueron aliados de Lula y se supone que tienen un electorado afín.
El escenario B también es muy complicado: aún suponiendo que los casi 5,5 millones de electores que votaron en blanco o anularon ahora opten por una opción positiva y la torta a repartir se amplíe a más de 15 millones de sufragios, Bolsonaro necesitaría que 2 de cada 3 lo elijan a él.
Otro escenario posible, como suele ocurrir en Argentina, es que se amplíe la participación y el escenario se agrande en ese sentido. Fue uno de los ejes que ayudó por ejemplo a Mauricio Macri a ganar en la segunda vuelta de 2015.
Pero en Brasil, los antecedentes no ayudan al actual presidente: la participación ya fue bastante alta este domingo, cercana al 80% y en balotajes anteriores, como en 2018, no hubo un fenómeno masivo de votos nuevos.
En cuanto a esos antecedentes de balotajes anteriores, también juegan a favor de Lula: en las últimas elecciones en Brasil, el que prevaleció en primera vuelta terminó ganando en la segunda. Con un asterisco, en este caso a favor de Bolsonaro: aquellas veces, la ventaja del ganador de la primera vuelta era más grande.