Opinión

Cuando la línea de Fortines se acercó a la General Paz


12:56 - Por  Carlos Ghiara - Que Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires es una realidad del falso federalismo Argentino.  





Cuando las papas queman cerca de la General Paz, las noticias vuelan, los medios se alertan y la difusión de noticias que son comunes desde hace muchos años se hacen eco de hechos de violencia, los cuales en el lejano Sur Argentino son periódicos, repetidos y denunciados desde hace muchos años.





El avance de los mapuches sobre la sociedad civil y sus derechos inalienables, son reivindicados por RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) como legítimos y revolucionarios. Se origina en el Sur de Chile, y  se traslada a  la Patagonia Argentina.





Los mapuches son originarios  Chilenos. Junto a los Chilotas ocuparon el sur de Chile, la Araucania. Y como bien describe Rodolfo Casamiquela, antropólogo, y paleontólogo nacido en Ingeniero Jacobacci en 1936, emigraron a la Patagonia Argentina, donde cooptaron la civilización Tehuelche, originaria de nuestro sur.





Que nuestra tierra ha sido generosa con la inmigración, es un hecho histórico, como asimismo que esa inmigración fue la que hizo de estas pampas un gran país al que recordamos con nostalgia, también. Pero no ha sido igual la inmigración europea, trabajadora, perseverante, creativa, y proclive a la educación, que el avance  de pueblos que con violencia saquearon, mataron,  y secuestraron mujeres y niños. Enfocada en su marco histórico, la campaña del Desierto es legítima, y hoy se  pretende demonizar Julio Argentino Roca, General de la Nación, a la luz de espúreos intereses  nacionales y extranjeros,  e ideólogos de izquierda.
En Chile se organizan con el advenimiento de la democracia la Coordinadora ARAUCO, y la Comunidad mapuche Juan Quintrupil, de las  que derivan grupos sediciosos que inician una serie de  desmanes, asaltos, incendios de iglesias, quema de vehículos, refugios de montaña,  ataques a madereras, y el asesinato en Temuco del matrimonio Werner Luchisinger, de 75 años y su esposa Vivian Mc Kay, quienes perecen dentro de su casa incendiada por esta nueva expresión de terrorismo.
En nuestro sur aparece RAM con idéntica metodología, queman  casas en Lago Escondido, dos refugios de montaña en Bariloche, camiones en la ruta, cercan un asentamiento e impiden el ingreso a las autoridades. La llamaron Comunidad Pu Lof, ocupando mil doscientas hectáreas de  tierra perteneciente a la empresa Benetton. Capuchas, armas, bombas molotov y entrenamiento militar, en paralelo al desconocimiento a la ley y las autoridades legítimas, asesinan un policía, y hacen predecir el surgimiento de una nueva insurrección armada dentro de nuestro territorio.
Con vinculaciones con las FARC, Euskadi, e Iran,  y financiados  desde la Europa “políticamente correcta”, requieren la inmediata atención de las autoridades que deberían actuar con  el máximo rigor y el  peso de la ley, en defensa de nuestra soberanía territorial, y los derechos y garantías individuales consagrados en nuestra Carta Magna.
En épocas electorales pareciera que abordar estos asuntos de Estado seria riesgoso para un buen resultado en las urnas. Que no se equivoque Macri. Los votos de la izquierda no los tiene ni nunca los tendrá. Y si puede arriesgar aquellos que lo llevaron al sillón de Rivadavia.


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