A continuación, se transcribe algunas de las competencias específicas que desarrollan los abogados a lo largo de sus años de formación:
Comprensión crítica del derecho positivo desde una mirada comprometida con los principios y valores éticos jurídicos fundantes.
Actuación y resolución de situaciones jurídicas sobre la base del razonamiento jurídico.
Visión global de la realidad jurídica en el marco de los tratados internacionales entre países y regiones.
Lectura y evaluación de la situación jurídica para una toma de decisiones basada en el dominio del conocimiento jurídico, la ética profesional y la responsabilidad social.
Búsqueda de soluciones y alternativas jurídicas judiciales y extrajudiciales como la medicación, la negociación, y el arbitraje en el asesoramiento y la representación tanto en el marco público como en el privado.
Dominio de herramientas lingüísticas y comunicacionales tanto orales como escritas propias de los procedimientos jurídicos.
Interés por la investigación jurídica, la formación, actualización y especialización profesional permanente en el contexto jurídico de constante cambio.
Diseño y elaboración de normas jurídicas (leyes, decretos, resoluciones, ordenanzas y reglamentaciones en general), dictámenes e informes jurídicos sobre la base de un conocimiento lingüístico jurídico idóneo.
Compromiso y responsabilidad desde el ejercicio profesional jurídico con el ambiente
Cabe destacar la labor de los abogados, profesionales que se entrelazan con el medio social para mediar situaciones jurídicas sobre la base del razonamiento. Su actuación es esencial para una sociedad más pacífica y ética.