17.48 Se trata de Sebastián Pallavidini; personal policial con último destino en la sala de monitoreo de Santa Fe.
El apellido Pallavidini no es uno más en el historial de la Policía santafesina. Involucra a hombres y mujeres que a lo largo del tiempo supieron cumplir funciones destacadas dentro de la fuerza. Uno de ellos incluso alcanzó la mayor jerarquía a la que aspira todo uniformado: jefe máximo de toda la provincia de Santa Fe. Pero en estos días el brillo del citado apellido ha quedado opacado.
Sebastián Pallavidini, personal policial con último destino en la sala de monitoreo de Santa Fe, fue detenido y está siendo investigado por la fiscal de Delitos Complejos, María Laura Urquiza, que investiga el copamiento a la subcomiaría 20 de Arroyo Leyes, hecho ocurrido en noviembre del año pasado.
Sebastián es sobrino directo de Jorge Pallavidini, exJefe de Policía de la Provincia quien además es abogado.
En el marco de esta causa, además del nombrado también fue detenida una mujer policía, que era quien estaba de guardia en la citada dependencia policial aquella madrugada donde se desarrollaron los hechos.
Según pudo saber El Litoral los pesquisas estarían tras los pasos de un tercer personal policial, sospechado de haber participado en el copamiento de la seccional, posterior robo a una familia vecina y la fuga final que incluyó un tiroteo con los agentes que los perseguían.
Homónimo, confusión y libertad
En tanto en las últimas horas El Litoral pudo confirmar que se dispuso la libertad de los dos primeros detenidos que tuvo esta causa. La medida se cumplimentó tras una audiencia express que se realizó el mediodía del lunes en los tribunales locales.
Se trata de L.A.L (44) y M. L. (23) los que en la mañana del 21 noviembre quedaron privados de su libertad a solicitud de la fiscal Rosana Peresín, que era quien por entonces investigaba el suceso.
Por fortuna para ellos el paso del tiempo logró poner algo de claridad en el asunto.
La causa pasó a manos de la doctora Urquiza y los investigadores pudieron determinar que uno de los implicados de ahora tiene el mismo nombre y apellido (es un homónimo) que los primeros detenidos. Tras probar éstos últimos que nada tenían que ver con el asunto, se dispuso su inmediata liberación.
Banda mixta
Durante la tarde del martes los encargados de esta investigación concretaron una serie de allanamientos en Santa Fe, Santo Tomé y Arroyo Leyes, donde se detuvo además de los ya mencionados policías, a tres civiles (banda mixta)
En los procedimientos se produjo el secuestro de importante material probatorio. En tanto, solo por una formalidad legal, se procedió a la incautación de las armas reglamentarias de los policías.
Tenían un mal dato
No queda claro aun semejante "despliegue" delictivo para tan magro botín obtenido.
Como se sabe tras el copamiento de la subcomisaría (que incluyó reducir a los policías, golpes contra dos sujetos que estaban detenidos y hasta el robo de una camioneta patrullero) los integrantes de la banda se trasladaron hasta una vivienda vecina y la tomaron por asalto)
Allí redujeron a una pareja a quienes les robaron los teléfonos celulares, algunos electrodomésticos y unos pocos pesos. Luego los malvivientes fueron por el vehículo particular de las víctimas, un Peugeot 206, que utilizaron para darse a la fuga.
Los pesquisas están convencidos que los ladrones atacaron a los vecinos en busca de un jugoso botín en dinero que jamás existió. "Tuvieron un mal dato y le erraron feo", opinó un veterano oficial.
Tras el fallido golpe los delincuentes emprendieron la fuga rumbo a la ciudad de Santa Fe por la ruta provincial 1 en el auto particular y en el patrullero de la subcomisaría, que abandonaron en distintos lugares tras tirotearse con la policía que comenzó a perseguirlos.
"Un muerto en el bañado"
Lo peor de esta secuencia ocurrió a la altura de Colastiné. Al saberse perseguidos quien venía al mando del patrullero robado ingresó a un camino lateral donde chocó. Sus compinches que venían en el Peugeot 206 fueron en auxilio y en dicha circunstancia hubo un recio cruce de disparos con la policía, uno de los cuales impactó en el automóvil.
Finalmente los delincuentes dejaron abandonados ambos vehículos y prosiguieron la fuga de manera pedestre, corriendo e internándose en zona de bañados.
El sector por donde fugaban los maleantes es de una oscuridad absoluta. "No se puede ver ni a medio metro de distancia", explicó una fuente. En este contexto uno de los delincuentes se internó en medio de un profundo bañado donde se enredó con una rama y cayó al agua, pereciendo ahogado.
Fuente y foto: El Litoral