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Cooperativismo y mutualismo: herramientas para el crecimiento


Argentina es un país con un gran potencial notoriamente desaprovechado. El comienzo de la decadencia data de la segunda mitad del Siglo XX y, con oscilaciones, se fue acentuando hasta nuestros días.





El propósito de esta columna está exento de juicios políticos y de endilgar culpas a protagonistas o banderías; no obstante, es insoslayable no desconocer que existen deméritos y responsabilidades en la involución que nos posterga desde hace varias décadas.
Pero sí es pertinente y oportuno ser conscientes de cuanto hemos retrocedido, como así también hacer un racconto de las fortalezas y ventajas comparativas que son innatas y/o legadas por las generaciones que otrora nos encumbraron en sitiales de privilegio.
La diversidad geofísica, climática y ambiental de nuestro país constituye un baluarte productivo y turístico de proporciones. La fertilidad de la pampa húmeda nos posiciona en el podio de las naciones de mejor performance agrícola; otro tanto ocurre con la receptibilidad y aptitud de los campos ganaderos, que se expresa en la excelsa calidad de nuestras carnes. La variedad de componentes de las economías regionales repercute positivamente en el desarrollo de las comunidades del interior. A ello debe agregarse la riqueza ictícola de las aguas territoriales; asimismo encomiable es el gran potencial de la minería.
Bien se puede señalar que entre 1889 y 1930 fueron los años dorados de Argentina, por entonces calificó como el sexto país más rico del mundo. En dicho período, la dirigencia dotada de capacidad, gran compromiso y objetivos claros consolidó la Nación. Eran hombres probos, que habían viajado asiduamente. Sabían cómo promocionarlo hábilmente en congresos y otros eventos cosmopolitas de magnitud.
Por 1914 era internacionalmente considerada por su futuro promisorio. El PBI de entonces superaba el de Alemania, Francia, Italia y otros estados industrializados. El motor del crecimiento fueron nuestras exportaciones, que ostentaron un desarrollo vigoroso, con un dinamismo inusitado para la época.
Nuestro país era democrático cuando el 65% de Europa no tenía tal condición. A diferencia de la prosperidad argenta, América Latina era un continente atrasado, donde la pobreza y la indigencia eran denominadores comunes de la mayoría de esos estados.
Argentina acabó con el analfabetismo antes que Estados Unidos y Francia. Portadora de un sistema educativo que era un ejemplo para todo el planeta, instituyendo un instrumento fenomenal, sustentado por la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. En este plano, la declinación experimentada nos transporta a revistar en la actualidad en el pelotón del promedio en Latinoamérica.
Indubitablemente fue el país de la región con la más rica tradición cultural. Por entonces quienes nos visitaban quedaban sorprendidos; no solo por la arquitectura de la imponente Buenos Aires, sino por la existencia de una clase media ilusoria para el resto del continente, más la carencia de indigencia.
Humanitaria y científicamente un orgullo nacional lo constituye haber contado con cinco Premiso Nóbel: Carlos Saavedra Lamas – Paz, 1936, Bernardo Houssay – Medicina, 1947. Luis Federico Leloir – Química, 1970. Adolfo Pérez Esquivel – Paz, 1980. César Milstein – Medicina, 1984.
A estos nombres podemos agregarles cientos de celebridades descollantes en diferentes profesiones, como el talento evidenciado por múltiples connacionales en disímiles actividades. Lo que a la postre revela que los argentinos presentamos una marcada tendencia a lograr éxitos individuales, pero escasa predisposición para obrar mancomunadamente.
Este proceder individualista que por antonomasia es negativo para la sociedad, en muchas situaciones termina siendo adverso a los propios intereses personales; a tal efecto voy a citar solo un caso tan concreto como recurrente. Por lo general los productores agropecuarios argentinos son muy eficientes y tecnificados, avances a los que no acceden los pequeños agricultores. Los subterfugios aludidos es que "dado la reducida superficie de su explotación y el costo de la maquinaria agrícola de punta, es imposible su adquisición" por ende, siguen con implementos obsoletos o deben arrendar su tierra. Pensando con un criterio aislacionista es una verdad de Perogrullo, pero haciéndolo colectivamente bien podrían agruparse 10,15,20 o los que fueren adecuados para las hectáreas a producir; de esa manera podrían contar con sembradoras, pulverizadoras, fertilizadoras, etc., para ello lo ideal sería organizarse en cooperativa, capitalizándose mediante amortizaciones y aportando cada uno en función del uso que hace de las herramientas. Los pocos casos que existen así administrados resultan exitosos.
Por estos días estamos inmersos en la crisis de mayor dimensión de nuestra historia, la decadencia no es se circunscribe a la economía, la que ya estaba en fragilidad y se profundizo con la pandemia, lo es también en materia educacional, problemas agudos por mal nutrición en la niñez e incremento de la pobreza, la falta de políticas de estado para enfrentar el flagelo del narcotráfico, que trae aparejado complicaciones de salud mental producto de las adicciones.
De ser antaño un país receptor de inmigrantes, que tanto contribuyeron el engrandecimiento de la patria, hemos mutado a que los jóvenes emigren. Empresas multinacionales que se van a otros mercados más previsibles.
Frente a tamaño cúmulo de contratiempos prácticamente todos los sectores se ven afectados. En tal compleja coyuntura el cooperativismo basado en su esencia trata de sobreponerse a las contingencias y presto a seguir contribuyendo a ser parte de la solución.





Fondo de Integración Productivo-Financiera





Entre tantas pálidas, una buena noticia es que avanza un importante proyecto conjunto de economía solidaria. Se trata de la constitución de fondo consolidado de cooperativas y mutuales que potencie el desarrollo productivo nacional.
El fondo de integración productivo-financiera de marras contará con aporte de mutuales hacia las cooperativas agroindustriales para el desarrollo de la cadena de valor. Del mismo participan activamente la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada "CONINAGRO", la Confederación Argentina de Mutualidades "CAM", la Junta Intercooperativa de Productores lácteos y el Instituto Nacional de Asociativismo Economía Social "INAES", más otros organismos que apuntalan la iniciativa.
Las Mutuales de Ayuda Económica se unen en la constitución del denominado "Fondo Tres" para financiar "MANFREY Cooperativa de Tamberos de Comercialización e Industrialización Ltda". (entidad de primer grado creada el 1 de enero de 1976, producto de la fusión de 9 cooperativas).
Cabe consignar que Manfrey procesa anualmente 290.000 litros de leche y tiene un ganado prestigio por su trayectoria y la calidad de productos de su marca: dulce de leche, crema, quesos, yogures, postres y flanes.
Manfrey está asociada a la Junta Intercooperativa de Productores lácteos, es integrante de CONINAGRO, entidades que operan conjuntamente a los efectos de asistir a necesidades financieras de capital de trabajo y hacer realidad algunas inversiones de su plan estratégico.
Indudablemente este tipo de emprendimiento resalta las bondades del asociativismo, a la vez de robustecer la potencialidad del movimiento actuando solidariamente en un momento crucial para el país.
Fuente: Aldo Norberto Bonaveri


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