"Es tiempo de salida, de caminar juntos, de martirio y profecía, de servir a la cultura del encuentro", afirma en un mensaje tras la Asamblea Extraordinaria en la nueva sede de Bogotá.
Los participantes de la Asamblea Extraordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) concluyeron sus deliberaciones -realizadas del 11 al 14 de julio- en la nueva sede de Bogotá, Colombia, y difundieron un mensaje al Pueblo de Dios de la región en el que aseguran que "es tiempo de salida, de caminar juntos, de martirio y profecía, de servir a la cultura del encuentro".
El organismo latinoamericano ratifica en ese texto su compromiso de anunciar el Evangelio con audacia y creatividad, particularmente en los ambientes más difíciles y olvidados del continente.
Asimismo, valora la experiencia inédita del proceso de Asamblea Eclesial que conduce a un futuro sinodal y reflexiona sobre el espíritu que impulsa la reforma de la Curia Vaticano.
Tomando el tiempo como punto de referencia, los miembros de la Asamblea integrada por obispos, directores de Centros Pastorales, delegados de la Santa Sede y representantes de agencias de ayuda, recuerdan en su mensaje que las características de este momento de la historia, claman por respuestas novedosas que surjan de una Iglesia libre de pesadas cargas y totalmente dispuesta a caminar en unidad.
La esperanza es que sea la voz de los excluidos, supere temores y favorezca la cultura que es capaz de valorar al otro ignorando cualquier diferencia. Es un tiempo que plantea la necesidad de vivir "una espiritualidad de ojos abiertos para tener una mirada contemplativa".
El mensaje al Pueblo de Dios recuerda la importancia de fortalecer el encuentro personal con Cristo, presente en la realidad del continente y el corazón de la Iglesia; porque va más allá de la contemplación de carácter aséptico o distante. Por el contrario, es sensible al dolor y a las alegrías de los pueblos del continente.
Al respecto el llamado es a terminar con el clericalismo y cualquier forma de abuso, por lo que la Asamblea del Celam se compromete en incentivar la consulta y el discernimiento comunitario, conscientes de la importancia de la participación del laicado y su incidencia en la toma de decisiones en la vida de la Iglesia. Esto implica crecer en la vida fraterna, escuchar todas las voces; incluso las que pueden molestar trabajando en la creación de espacios y estructuras que fomenten la participación, especialmente de mujeres y jóvenes.
Destacando la experiencia vivida en la Asamblea Eclesial que representa uno de los primeros pasos de un futuro sinodal del continente, la Asamblea Extraordinaria del Celam se muestra totalmente adherida al espíritu que impulsa la reforma de la Curia Vaticana y confía en que los mártires del continente la animarán en la valentía y la firme convicción de la búsqueda de la justicia, reafirmando su opción preferencial por los pobres y la denuncia de todo lo que puede afectar su dignidad.
Para la Asamblea del Celam, ese ser una "Iglesia pobre para los pobres" representa un horizonte que asume decididamente siguiendo las enseñanzas del Papa Francisco en documentos como la exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonía donde advierte sobre los riesgos de la economía que no tienen ninguna contemplación con la conservación del medio ambiente y la riqueza de los pueblos originarios, sus culturas y visiones del mundo.
Expresiones que alientan el diálogo, el respeto por la diferencia sin temor a la pérdida de identidad, con el deseo de que en tiempos de conflictos bélicos, muerte y desolación sitúe a Latinoamérica y el Caribe como espacios de paz y verdadera fraternidad, porque como lo señala este mensaje al Pueblo de Dios… Es tiempo.