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Cómo saber si nuestro hijo está o no sufriendo bullying

El bullying, esa palabra nueva para denominar a lo que siempre se conoció como acoso escolar, es un problema grave y preocupante que afecta a niños y adolescentes en todo el mundo. El hecho de cambiarle el nombre al asunto tal vez pueda ser visto como algo superficial, pero es también una gran oportunidad de que se vuelva a poner en foco lo preocupante del asunto.
Se refiere a cualquier forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce de manera repetida y sistemática en el ámbito educativo. Este tipo de comportamiento tiene consecuencias negativas tanto para las víctimas como para los agresores, y es crucial que los padres estén informados y preparados para hacer frente a esta situación.
La abogada especialista en maltrato infantil, María del Valle Basail Buschiazzo, es una de las profesionales que más conoce del tema en nuestra provincia. En diálogo con CASTELLANOS, explicó el origen del término: "Bullying viene de una expresión británica. El 'bully' significa 'tirano brutal' y sería como el guapo, ese que en las películas le saca la comida a los nenes en los recreos". Además aclaró una diferencia importante: "Uno escucha muchas veces decir 'me hacen bullying' entre adultos, por ejemplo, en el trabajo. Pero no. El bullying se da en el espacio educativo. Que te hagan un acoso psicológico en el espacio laboral es otro tema".
El bullying puede manifestarse de diferentes maneras. Puede incluir insultos, burlas, apodos ofensivos, rumores malintencionados, exclusión social, golpes o amenazas físicas. Es importante tener en cuenta que el bullying no es un conflicto normal entre iguales, sino un desequilibrio de poder en el que una persona o un grupo que ejerce su poder sobre otro de forma injusta. Las víctimas suelen sentir miedo, angustia, tristeza y pueden experimentar un deterioro en su rendimiento académico y en su bienestar emocional.
Rol de cuidadores
Como padres, es fundamental estar atentos a las señales que puedan indicar que nuestro hijo está siendo víctima de bullying. Algunas señales pueden incluir cambios repentinos en el comportamiento, pérdida de interés en las actividades que antes disfrutaba, problemas de sueño o hambre, evasión de la escuela o quejas frecuentes de dolores físicos sin causa aparente. Si observamos alguna de estas señales, es importante actuar de inmediato y brindarle a nuestro hijo el apoyo y la ayuda que necesita.
En aspecto práctico, la entrevistada señaló los pasos a seguir en caso de sospechar que un hijo lo están acosando en la escuela: "Lo primero y principal es hablar con ese niño dándole seguridad y contención para que relate. Lo segundo es asistir al instituto educativo conociendo que hay una ley que dice que en todas las escuelas se van a diseñar programas para promocionar la convivencia y evitar el maltrato. Es necesario que los padres que se empiecen a plantar y exigir desde la ley y desde el respeto. Siempre con respeto".
En las redes también
Con la evolución de internet apareció la extensión virtual. Este es uno de los problemas más preocupantes según la Dra. Basail Buschiazzo: "El bullying se da en la escuela, pero también afuera a través de las redes, con mensajes de todo tipo. Por eso es tan importante que los padres tengan un control. Hay que empezar a pensar que la compu no educa, que dejarlos con la tablet para que no me molesten mientras yo estoy haciendo algo no es bueno. La educación empieza por el ejemplo y por la charla, por el diálogo. No hay nada que sustituya la conversación entre una mamá o un papá y su hijo. No piensen que los van a educar las máquinas".
También recalcó que se debe evitar canalizar estos temas por los chats grupales de padres: "No creo que estas cosas se resuelvan en los grupos de WhatsApp. Cuando hay un problema de niñez no lo voy a resolver en el grupo de mamis. Porque las otras mamis no son ni la maestra, ni la directora, ni la médica. Cuando hay un problema el lugar de plantearlo es primero con mi hijo y después dirigirme al instituto educativo".
Casos reales
Es importante saber que el bullying puede comenzar como un problema pequeño, pero que de no detectarse a tiempo puede evolucionar en una situación muy grave. Hay sobrados ejemplos con desenlaces lamentables.
El último 21 de febrero dos hermanas en edad escolar se arrojaron desde un tercer piso horas después de haber salido de clases en Cataluña. Una de ellas falleció en el acto y la otra aún sigue recuperándose.
Ocurrido el hecho, se encontró una carta escrita por una de ellas donde explicaba las razones de la trágica decisión. "Yo quiero ser feliz, pero evidentemente esto lo voy a sufrir el resto de mi vida y tomé la decisión de no seguir", decía la nota.
El año pasado en nuestro país se conoció la noticia del suicidio de una adolescente de 14 años en el partido bonaerense de Berazategui. La menor se quitó la vida luego de sufrir bullying durante más de tres años por parte de sus compañeros de escuela. Su hermana declaró que "no se suicidó, la mataron sus compañeros, que la cargaban constantemente".
Estos son solamente dos casos de los muchos que uno puede encontrar con solamente escribir estas tres palabras en cualquier buscador de Internet: bullying, suicidio y niños.
Seriedad y acción
El acoso escolar necesita ser reconocido como un peligro latente para los chicos. Tanto familias como instituciones educativas y medios tienen un rol clave en la prevención y el seguimiento de este flagelo.
Si bien existen leyes y proyectos de nuevas normativas, lo cierto que es nada resulta tan efectivo como la actitud de escucha activa de los padres y los docentes. En palabras de la propia Basail Buschiazzo: "Siempre debemos enfocarnos en lo importante que es que a un niño se lo escuche. Escuchar a los niños les puede salvar la vida".

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