En los últimos días, comenzaron a registrarse las primeras siembras de trigo en Córdoba, en un escenario de muy buenas expectativas para la campaña fina debido al buen almacenaje de agua producto de las lluvias caídas en marzo y abril, y a los buenos precios del cereal en el mercado internacional.
Según la Bolsa de Cereales provincial, en el presente ciclo se implantarán 1.409.300 hectáreas, lo que significa un crecimiento del ocho por ciento o 107.000 hectáreas más que el año pasado.
Sobre ese total, la entidad bursátil aseguró que ya se implantó el tres por ciento; es decir, unas 45.000 hectáreas, en su mayoría en el sudeste provincial.
Con un costo promedio (excluida la cosecha) de 245 dólares por hectárea (incluye labores de siembra, fertilizantes, herbicidas, semillas, curasemillas y fungicidas), la inversión inicial en el cereal rondará los 345 millones de dólares, un 30 por ciento más que en el ciclo pasado, estimó la Bolsa.
Viento de cola
Un primer factor que opera a favor del trigo es el precio: en el mercado de futuros, a diciembre, cotiza a 217 dólares la tonelada, un valor levemente inferior al de la campaña previa, pero que supera en más del 30 por ciento el promedio de los cinco años anteriores (163 dólares).
Así, suponiendo que el rendimiento promedio al finalizar la campaña esté en línea con los valores obtenidos por hectárea en la última década, el margen bruto alcanzaría los 187 dólares por hectárea, el doble que el año pasado, cuando fueron 93 dólares.
Sin embargo, hay una ecuación que desmejoró: la relación insumo-producto empeoró 3,5 por ciento, como consecuencia de la suba en el costo de insumos claves para el cultivo, como el fosfato (aumentó 60 por ciento) y la urea (42 por ciento).
Siguiendo la misma línea, se observaría un incremento en el gasto comercial del 45 por ciento. En primer lugar, se espera un recupero del costo de transporte por tonelada (0,6 dólares por tonelada); y luego, un mayor volumen a transportar, al considerar que el rendimiento promedio se ubicaría un 42 por ciento por encima del año pasado, cuando la sequía redujo 67 por ciento la cosecha triguera provincial.
La consecuencia es que, para cubrir los costos, este año se necesitará un rinde de indiferencia promedio de 16,4 quintales por hectárea, 2,6 quintales más que los 13,8 quintales del ciclo 2020/21.
En el país
El pronóstico favorable para Córdoba también se observa a nivel nacional. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires, a comienzos de mayo, estimó que se sembrarán 6,5 millones de hectáreas, una cifra similar a la de la campaña pasada. Proyectando un buen nivel de rindes de 29 quintales por hectárea, se alcanzaría una producción de 19 millones de toneladas, igualando el récord del ciclo 2018/19.
La semana pasada, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) fue aún más optimista. Ubicó el área nacional en 6,7 millones de hectáreas, un tres por ciento o 200.000 más que el año pasado.
De esta manera, si el clima este año no juega en contra del trigo, sería posible que, por primera vez en la historia, el volumen del cereal en Argentina supere las 20 millones de toneladas (tomando como base el rinde medio de los últimos cinco años, de 31 quintales por hectárea).
Para la entidad rosarina, también incide que los productores trigueros cada vez más apuestan a la tecnología para mejorar los rindes, con niveles de fertilización que buscan alcanzar objetivos de 40 a 55 quintales por hectárea.
A partir de estos guarismos, en otro informe la BCR proyectó que las exportaciones de trigo podrían sumar un récord de 3.180 millones de dólares en la campaña 2021/22. Esta suposición preliminar es sobre un saldo exportable de 12 millones de toneladas y un precio FOB de 260 dólares.