Boca mostró su mejor cara en Rosario. Con un mediocampo cada vez más virtuoso y un poder de gol que lo impulsa en su carrera a los cuartos de final de la Copa de la Liga. Una victoria en el Parque de la Independencia era clave porque se enfrentaba a un rival directo. La empezó a madurar en el primer tiempo y cuando Newell’s amenazó con poner en riesgo esa ventaja, lo liquidó con un contragolpe que definió Kevin Zenón, su activo más valioso. Por eso no sólo terminará la 13ª fecha en la zona de clasificación; sus posibilidades de definir el torneo son muy altas, teniendo en cuenta que recibe a Godoy Cruz (ya adentro) y tiene 63 minutos pendientes con Estudiantes.
Con la tenencia como principal bandera y un buen circuito de pases. Sin revolear la pelota. Por el contrario, buscando tender líneas desde el fondo con la salida de Marcos Rojo o algún cambio de frente de Cristian Lema para Lautaro Blanco. Con volantes de buen pie -en especial Equi Fernández- cada vez más asociativos. Con delanteros punzantes. Con todos esos atributos, Boca impuso condiciones y justificó el resultado.
De entrada, el juego se volcó del medio hacia la izquierda, donde Blanco armó un buen tándem con Kevin Zenón. Por ese sector, Boca profundizó y generó preocupaciones, especialmente, para Gustavo Velázquez, que tuvo que cubrir con gran esfuerzo las deficiencias de Armando Méndez, que se enfocó mucho más en la proyección que en la marca.
Se rompió el resultado justo en el momento en el que Cristian Medina dejó claro que está camino a corporizarse en uno de los mejores mediocampistas del fútbol argentino. El joven de 21 años comenzó y terminó la jugada que se tradujo en el primer gol. Miguel Merentiel fue clave. Después del primer pase de Medina, jugó rápido para Luca Langoni, que sacudió de zurda, tapó Ramiro Macagno y el propio Medina, que ya había llegado al área, cabeceó con el arco a su merced.
Boca lo empezaba a ganar al filo de una media hora en la que los dos se exhibieron dinámicos, intensos, pero con pocas situaciones en ambas áreas. Entonces, el partido quedó a pedir de Boca, que buscó aprovechar cada contragolpe. Y tuvo dos chances más. Primero, Merentiel dejó mano a mano a Langoni y salió rápido Macagno para achicar y tapar el disparo del delantero de 22 años. Más tarde, Zenón armó una réplica que pudo terminar en un golazo, pero nunca pasó Pol Fernández, por eso el correntino decidió rematar de media distancia. No tuvo puntería.
Fue interesante el trabajo de Merentiel, que suele compartir el ataque con Edinson Cavani, ayer ausente. Más allá de sus características de “9”, en ese 4-4-2 que plantó Diego Martínez se retrasó para conectar y permitir la aparición de Blanco y Zenón o asistir a Langoni.
Newell’s tuvo un guía, Ever Banega, pero le faltó profundidad. Recién el final de la etapa inicial, Angelo Martino pudo desbordar con un centro que cabeceó Velázquez de pique al césped y se perdió a centímetros del poste izquierdo de Leandro Brey. Antes, jugó muy poco a bordo de un 4-2-3-1 que exhibió fragilidades por los costados y a espaldas de Julián Fernández.
Marcelo Larriera advirtió esta situación. Y metió cambios en el arranque del complemento. No desarmó el dibujo, pero cambió de intérpretes. Adelantó a Banega, que estaba demasiado lejos de la zona de influencia, y mandó a la cancha al juvenil Giovani Chiaverano (18 años). Pareció reaccionar Newell’s.
Sin embargo, bastó una buena combinación entre Zenón, Merentiel y Lagoni para resolver el partido. Macagno se revolcó en el área hasta que el pibe de Laferrere definió con categoría.
Boca siempre fue superior y Martínez empezó a mover las cartas pensando en el partido del martes ante Trinidense, por la Sudamericana. Newell’s merodeó el área de Brey hasta que a partir de una pelota parada que desordenó la última línea visitante y Juliám Fermández metió un bombazo cruzado, inatajable.
Los rosarinos buscaron el empate con desesperación, pero el tiro libre de Matko Mitjevic rebotó en la barrera y Boca llegó al tercero en tres toques. Salió largo Norberto Briasco, Frank Fabra habilitó a Zenón y el correntino resolvió.
Quedó tiempo para un penal no cobrado de Nicolás Valentini sobre Brian Aguirre. Una anécdota en un partido en el que Boca lució mejor que nunca.
Estudiantes goleó a Central Córdoba
A fuerza de golazos, Estudiantes confirmó que la clasificación de la Zona B a la fase final de la Copa de la Liga tiene todos los condimentos para que la diferencia de gol resulte clave en la cuenta final. Con un partido menos -el postergado con Boca- quedó a tiro de la clasificación y mejoró sus goles a favor, un factor que se vuelve fundamental en la búsqueda de semifinales.
Rápido, como si no hubiese tiempo que perder, Estudiantes abrió el marcador. Lo hizo con un golazo, por la definición de Tiago Palacio que recibió y sin lugar para mucho más que una mínima gambeta y un puntinazo no bien pisó el área, la clavó en un ángulo.
Central Córdoba acusó el golpe, pero no se cayó. Minutos más tarde, Mateo Sanabria enganchó frente al área para que Ascacibar siguiera de largo y sacó un zurdazo que devolvió el palo. El Pincha tuvo otro pelotazo al poste, un tiro de Edwin Cetré, pero antes de que terminara la primera parte volvió a ser efectivo. Guido Carrillo pecheó -literalmente- una pelota que llegó desde la derecha y Estudiantes gritó el segundo.
¿Más palos? Sí, a los segundos del reinicio un cabezazo de Cetré al palo. Tres minutos más tarde, el colombiano la clavó en un ángulo y se sacó la mufa.
El Pincha consumó la goleada con el mejor de sus cuatro golazos:el que coronó Palacios -doblete- en una jugada que comenzó Cetré tras un error en la salida de Minissale, con un toque exquisito para Carrillo que enganchó en el área para picarla (buscó el arco) y el uruguayo definiera de palomita.
Sin respuesta, el equipo de Abel Balbo recibió el quinto gol, de Javier Correa que había entrado poco antes en reemplazo de Carrillo. Con el festival de goles consumado, el Pincha ganó y se ilusiona, ya no solo con la clasificación, sino con ser protagonista y candidato.
Fuente: Clarín.