Axel Kicillof fue reelecto este domingo como gobernador de la Provincia de Buenos Aires y comandará los destinos del principal distrito del país durante cuatro años más tras obtener un contundente triunfo en las urnas.
El candidato de Unión por la Patria (UP) se impuso a sus competidores de Juntos por el Cambio (JxC), La Libertad Avanza (LLA) y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU), oxigenando al peronismo en su bastión de cabecera.
Con el 82% de las mesas escrutadas, Kicillof obtuvo el 45,3% de los votos y relegó al segundo lugar al cambiemita Néstor Grindetti, que cosechó el 26%. En tercer lugar quedó Carolina Píparo, de la LLA, con el 24,6%. Cuarto y lejos de la disputa central se ubicó el gremialista Rubén "Pollo" Sobrero del FITU, con el 3,8%. La jornada tuvo una participación electoral de 72%.
De esta manera el mandatario no solo revalidó lo hecho en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) locales sino que creció casi un 10%, cerrando un triunfo de peso para el peronismo e impulsando a Sergio Massa rumbo al balotaje que lo enfrentará a Javier Milei el próximo 19 de noviembre. De ese duelo saldrá el próximo presidente del país.
Grindetti, en tanto, no pudo retener los votos de su rival interno, Diego Santilli, y JxC se desinfló casi seis puntos. La totalidad de esa fuga no fue precisamente hacia las filas libertarias donde Píparo apenas creció cerca de un 1% en relación a la primaria.
El triunfo oficialista en territorio bonaerense -la madre de las batallas- es aire fresco para un UP que venía de sufrir duros embates en Chaco, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Chubut y Santa Fe, donde sus administraciones cayeron frente a los candidatos de Juntos por el Cambio.
Cabe recordar que la Provincia, con sus más de 13 millones de electores, representa el 37% del padrón nacional, siendo por lejos el distrito de mayor peso.
Al votar en La Plata en horas de la mañana, Kicillof dijo: "Acá en la provincia, después de cuatro años de gestión, pasaron muchas cosas y algunas inesperadas, entonces en nuestro caso es para convalidar un rumbo".
En paralelo el dirigente arengó a los bonaerenses a votar "con felicidad y amor, abrazando a los demás y pensando a los demás" y alertó que "en esta campaña aparecieron expresiones de odio y violencia", en referencia a otras fuerzas políticas.
Ahora el gobernador reelecto no solo se apresta a cursar cuatro años más de mandato, sino que se posiciona como el gran elector de un peronismo que vivirá reacomodamientos en sus jefaturas tras el torbellino de las elecciones.
Además de convalidar su gestión ante el electorado, Kicillof pudo sortear el escándalo protagonizado por Martín Insaurralde –que le valió su eyección de la jefatura de Gabinete bonaerense, la disolución de esa cartera y la renuncia a su candidatura a concejal en Lomas de Zamora- y la polémica en torno al puntero político Julio “Chocolate” Rigau, además de la convivencia con una economía nacional siempre al filo.
Tales aristas se planteaban a priori como grandes incógnitas que amenazaron la performance electoral del funcionario. Fuente: Ámbito Financiero.