Se viene el segundo semestre, cuando los ingresos de divisas de la agroindustria empiezan a mermar.
Argentina desembolsó este miércoles casi US$ 2.700 millones para hacer frente a vencimientos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por lo que las reservas cayeron a US$ 38.229 millones.
El pago se concretó antes de la llegada del segundo desembolso previsto del organismo multilateral, por unos US$ 4.000 millones.
El desembolso fue por US$ 2.684 millones y se concretó con reservas del Banco Central.
La idea original era que el monto correspondiente al préstamo standy by, contraído en 2018 durante la gestión de Mauricio Macri, fuese cancelado con el segundo desembolso, de US$ 4.005 millones, en el marco de la primera revisión de metas.
Ese acuerdo con el staff se alcanzó, pero el directorio del organismo recién definirá si lo aprueba este viernes.
"Los pagos corresponden al stand by 2018 y son el martes 21 y miércoles 22 por un total de DEG 2.014 Millones (US$ 2.684 millones)", precisaron desde el Ministerio de Economía.
Con la aprobación del directorio del Fondo, ingresan DEG 3.000 millones (US$ 4.005 millones) de acuerdo con el cronograma del Acuerdo de Facilidades Extendidas del 2022, precisaron.
El bache entre la fecha de los vencimientos y la llegada de fondos frescos se cubrirá con el desembolso del 25 de marzo pasado, cuando la Argentina recibió US$ 9.700 millones en DEGs.
Tras los pagos en marzo, abril y mayo al organismo, los economistas estiman un remanente de US$ 6.000 millones para afrontar los pagos, pero advierten que no es normal cancelarlos previo al ingreso de fondos comprometidos.
Por la aceleración del gasto y la pérdida de reservas debido al récord de importaciones energéticas, el Gobierno pidió flexibilizar el déficit fiscal y la acumulación de divisas entre abril y junio, sin tocar las pautas anuales.
El Gobierno se había comprometido a presentarlo en abril, pero tras su paso fallido por el Congreso y las presiones internas para expandir el gasto, lo terminó aprobando la semana pasada.
El decreto contempla una rebaja de los subsidios energéticos del 0,05% del PBI -mucho menor a lo previsto- y una inflación de hasta el 62%, por debajo de la expectativa de mercado del 72%.
Guzmán también ratificó la reducción déficit primario al 2,5% del PBI, la disminución de la emisión monetaria al 1% y la acumulación de reservas por US$ 5.800 millones en 2022.
Eso implica que, si se aflojan las metas fiscales y de reservas del segundo trimestre, habrá que acelerar el recorte del rojo fiscal (con más impuestos o menos gastos) y el ritmo de devaluación en los próximos seis meses.
Ese es el peor momento del año, por ser el de mayores erogaciones y menores ingresos de dólares de la cosecha.