De la mano de la inflación y de la licuación de los ingresos de la población, la pobreza en la Argentina cruzó la barrera del 40% y ya afecta a cerca de 18,5 millones de personas a nivel país. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec informó que en el primer semestre del año la pobreza alcanzó al 40,1%, lo que implica un salto de casi un punto frente a la medición de fines de 2022 (39,2%) y de 3,6 puntos en relación con al mismo período del año pasado. Por su parte, la indigencia –los más pobres entre los pobres– tocó el 9,3% contra el 8,1% de diciembre del año pasado.
El índice que se acaba de conocer no sorprendió a los economistas y analistas, que ya daban por descontado una profundización de los niveles de pobreza como producto de la mayor inflación. En los últimos doce meses la canasta básica de alimentos -que sirve de piso para determinar los niveles de indigencia- acumuló una suba de 146,4%, mientras que la canasta básica total -que determina la pobreza- sufrió un alza del 137,7%.
Impacto juvenil
La situación más alarmante se registra entre la población más joven. Según los últimos datos del Indec, entre los menores de 17 años el 57% es pobre y la peor cifra se registra entre los adolescentes (entre 12 y 17 años) el índice trepa al 59 por ciento, mientras que la indigencia llega al 16 por ciento.
Por ciudades, la mayor cantidad de pobres se alcanzó en Gran Resistencia, Chaco, con una tasa de pobreza del 60,3%, seguido por Concordia, con 58,3 por ciento. En el conurbano bonaerense el índice se ubicó casi siete puntos por encima del promedio nacional, con un 47 por ciento. Del otro lado de la General Paz, CABA exhibe los mejores números, con una pobreza que alcanza al 17,3% de la población.
En el caso de la indigencia, Resistencia y Concordia también encabezan las listas con 18,8 y 18,1%, respectivamente. En el conurbano bonaerense el número llegó al 11,6, mientras que la ciudad con un menor porcentaje de indigentes a nivel nacional es Comodoro Rivadavia, con 2,8 por ciento. En CABA el índice de indigencia llegó al 5,4 por ciento.
Los antecedentes
El último antecedente del país con una tasa de pobreza superior al 40% hay que rastrearlo en el primer semestre de 2021, cuando el país todavía enfrentaba la pandemia y la economía empezaba a salir del confinamiento más estricto. En ese momento, el porcentaje de la población que era pobre llegaba al 40,6% y la indigencia alcanza al 10,7 por ciento.
Más atrás en el tiempo, para encontrar indicadores sociales tan regresivos hay que irse hasta el 2002. La explosión de la convertibilidad provocó que el índice de pobreza se disparara al 57,5% y el de indigencia al 27,5 por ciento.
Los analistas además alertan que lo peor podría estar por venir. Los datos que se acaban de conocer corresponden al primer semestre del año y por lo tanto no contemplan el fogonazo inflacionario que se registró tras la devaluación de agosto pasado.
El dato del Indec corresponde al relevamiento de 31 aglomerados urbanos, que en total suman 29 millones de personas, de los cuales 11,8 millones están por debajo de la línea de pobreza. Si los porcentajes se extienden a toda la población (un poco más de 46 millones), incluyendo la rural, equivale a cerca de 18,5 millones de pobres, de los cuales 4,3 millones son indigentes.
De acuerdo al relevamiento que realiza el Observatorio de Deuda de la UCA, el proceso de empobrecimiento se fue profundizando en los últimos meses y en el segundo trimestre del año el índice se ubicó en 41,3 por ciento.
“Todo indica que lo peor está por venir y que el número de pobreza del segundo trimestre va a ser el piso para la segunda mitad del año, que viene con el efecto potenciado de la última devaluación”, señaló Martín González Rozada, director de la Maestría en Econometría de la UTDT.
“El dato que se publica hoy ya es una foto vieja. Y cuando se conozca el próximo índice la pobreza va a pegar otro salto porque va a incluir lo que pasó en agosto con los precios de los alimentos después de las PASO”, coincide Milagros Gismondi, economista de la consultora Empiria.
El impacto de los precios
A la hora de identificar cuáles son los motores de este crecimiento de la pobreza en la Argentina, todas las miradas apuntan al impacto de la aceleración de la inflación, que en términos interanuales se ubicó en 124,4% en agosto.
“Acá no hay ningún misterio. Si uno compara la evolución de los precios de la canasta básica total con lo que pasó con los salarios, se descubre que los ingresos están corriendo claramente por debajo de la inflación con lo cual la pobreza va a crecer”, explicó González Rozada.
Los especialistas destacan que en la coyuntura actual no hay una relación tan directa entre los niveles de empleo y los de pobreza, lo que explica que crezca el número de pobres en una economía con tasas mínimas de desempleo. “Hoy tenemos 15 puntos de pobreza más de los que había en 2017, cuando en ese momento el desempleo era más alto”, señaló Gismondi.
Sin subestimar el peso de la inflación en los ingresos, en la consultora ExQuanti además advierten sobre otros problemas que arrastra la economía argentina. “La inflación claramente explica esta suba de la pobreza, pero tampoco hay que perder de vista que estamos en una economía que hace mucho tiempo que no crea empleo. Si bien no lo destruye, no genera empleo genuino, con lo cual el ajuste que hoy estamos viviendo no es por el stock de trabajo, sino por los salarios”, explican en la consultora ExQuanti. (La Nación)