Es un trabajo colaborativo público-privado, desarrollado por el Ministerio de Agricultura de la Nación, que genera un camino para resolver y unificar los criterios de aplicaciones periurbanas de fitosanitarios.
Este viernes, se llevó a cabo en las instalaciones del INTA Pergamino, Buenos Aires, la sexta edición de Jornadas Agtech: soluciones para aplicaciones periurbanas y sensibles.
Las aplicaciones periurbanas se encaminan a ser más seguras con la evolución de las nuevas tecnologías que introducen dispositivos de automatización y robotización para eliminar los efectos secundarios.
Ante la complejidad de las aplicaciones periurbanas que incluye su prohibición dentro de distancias de 1.000 metros y en aumento, se busca una solución técnica que permita evitar la deriva, o bien que resulte muy baja, y también medirla y expresarla en valores concretos.
Trabajo colaborativo público-privado
En el INTA Pergamino se mostró el funcionamiento de un equipo desarrollado con nuevas tecnologías combinadas con datos de meteorología para una aplicación de agroquímicos segura, que logran superar las distintas problemáticas que limitan la actividad, por la necesidad de cuidar el medio ambiente y el entorno comunitario.
Se trata de un trabajo colaborativo entre los sectores público y privado, desarrollado por el Ministerio de Agricultura de la Nación, que genera un camino para resolver y unificar los criterios de manejo de fitosanitarios en zonas de periurbanas de riesgo.
Estaba prevista la presencia del ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez, quien finalmente no pudo concurrir, ya que participó de un encuentro con el G-20.
De todas maneras, la jornada en Pergamino estuvo encabezada por el ingeniero agrónomo Andrés Méndez, director de Innovación Tecnológica y Buenas Prácticas del Ministerio de Agricultura de la Nación, quien en diálogo con El ABC Rural, se refirió al objetivo y características de este equipo desarrollado para aplicaciones periurbanas.
Unificar criterios de aplicaciones periurbanas seguras
"Se ponen zonas de exclusión de aplicación de agroquímicos sin tener nada medido, y hoy existen tecnológicas que ayudan a hacerlo de una manera lógica y amigable con el ambiente", destacó Méndez.
"Por eso hoy mostramos un equipo que desarrollamos para aplicaciones periurbanas, ya que armamos un ecosistema de trabajo compuesto por instituciones estatales y varias empresas, donde logramos bajar la cantidad de producto aplicado, y hacerlo en el momento climáticamente oportuno para que no haya deriva", apuntó el experto.
En definitiva, destacó que "este equipo estaría tratando de unificar los criterios de aplicaciones periurbanas seguras a nivel nacional, a través de información técnica fehaciente, más allá que todavía faltan ajustar algunos detalles técnicos, pero tecnológicamente el equipo ya cumple con la función que queríamos lograr".
La estación meteorológica tiene todo el control
En ese sentido, el entrevistado, explicó que "si bien hay un operario al mando, el control de la pulverización está monitoreado constantemente por una estación meteorológica, que maneja la operación y toma las decisiones, en base a los datos de inversión térmica o humedad limitante o viento, ordenando de ser necesario cortar la aplicación".
De esta manera, según dijo, la estación meteorológica construye la trazabilidad del sistema, y también indica la zona de riesgo. "Si estamos cerca de un lugar donde hay animales o de un curso de agua, la estación indica que se corte con anticipación a fin de evitar una mala aplicación", ejemplificó.
Botalón cubierto, gotas más grandes y sensores de malezas
En cuanto al funcionamiento del equipo, el especialista, informó que "lo probamos en la zona de Las Breñas, Chaco, y a pesar de condiciones climáticas adversas que desaconsejaban la aplicación, con 40 grados de temperatura ambiente, logramos una deriva de hasta 50 metros, por lo que con 100 metros de exclusión se logra plena seguridad".
También, indicó Méndez que trabajaron"con el botalón cubierto para que se pueda evitar con total seguridad que una ráfaga de viento imprevista y momentánea se lleve alguna gota, más allá que ante esa eventualidad la estación meteorológica la detecta y cortaría la aplicación".
Asimismo, manifestó: "Agregamos un sistema de gota mayor a 300 micrones, como el que usan en Australia, con menos posibilidades de deriva, e incorporamos sensores que aplican solo donde está la maleza, no solo sobre rastrojo, sino también sobre cultivo, distinguiendo tonos de verde".
Todo este trabajo que realiza el equipo, dijo el entrevistado, "se puede monitorear y enviar por celular a cualquier persona para que lo controle en tiempo real".