Con el reciente fallecimiento de Raúl Ferrero, nuestra ciudad pierde uno de sus personajes más pintorescos. Muchos lo conocieron por su faceta gastronómica (fundó El Cascote), pero lo cierto es que "el pelado" se animó a incursionar en un sinfín de cruzadas, de aventuras, que a lo largo de toda su vida lo llevaron a ser quien fue, construyendo esa fama de "el último romántico soñador". A dejar un sello. No en vano también se había ganado el apodo de "el loco".
Las personas como él lamentablemente se van, pero nos dejan tesoros para siempre. Su invaluable aporte fue de esos que le dieron a Rafaela su fama de inquieta, novedosa y pujante. Recordarlo y aprender de su legado nos garantizará que sigamos en el camino correcto hacia nuestra mejor versión como ciudad.