Luego de idas y venidas, avisos parciales y desprolijos, finalmente el viernes llegó el anuncio. El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobaba la quinta y sexta revisiones del acuerdo de facilidades extendidas que, mantiene con la Argentina. Un entendimiento "técnico" que le da aire al programa. Pero, ¿En qué contexto llega? ¿Qué significado real tiene? ¿De dónde venimos? ¿Esto es tirar la pelota hacia adelante, hacia después de las elecciones y después veremos?.
Diario CASTELLANOS trasladó todos estos interrogantes al especialista en Economía Pablo Gorbán, consultor principal de "Génesis Económica", Licenciado en Economía y Magister en Administración Pública. Docente universitario y ex Secretario de Hacienda de Santa Fe durante la gestión de Miguel Lifschitz.
Por empezar, Gorbán destaca que esa desprolijidad en los anuncios motivaron, entre otras cuestiones, "una reacción del mercado en los últimos días con el incremento de las cotizaciones del dólar". Luego, sintetizó este acuerdo de la siguiente manera: "Lo más importante es la llegada de dólares frescos (NR: alrededor de USD 7.500 millones, el Gobierno esperaba 12 mil millones) para mantener la estrategia oficial de intervenir en el mercado de los dólares financieros y así tener un ancla, para que no se dispare el blue. Ganar tiempo hasta que pasen las elecciones. De esta manera, se mantiene estable el 'termómetro de la situación que es la cotización de dólar' .Calma en la superficie. ¿Pero cuál era la verdadera situación de fondo? "En las últimas semanas, veníamos transitando una situación donde la calma de los dólares paralelos (Blue, MEP; contado con liqui)". Pero esta realidad, "escondía todos los desequilibrios de la macro que se fueron acumulando con el tiempo". De esta manera. Gorbán describía el estado de la economía: el acuerdo firmado tiempo atrás con el FMI se basaba en tres "normas fundamentales»: acumular reservas, disminuir paulatinamente el déficit fiscal y limitar la emisión monetaria". El país debía cumplir esas metas para acceder a los desembolsos de dinero del organismo y con ellos ir cancelando el préstamo que había sido otorgado (por ellos mismos) durante la presidencia de Mauricio Macri. Pero nada de eso sucedió...
Muy lejos de las tres metas
"En cuanto a las Reservas, se había planteado que durante el 2023 debíamos acumular u$s 4800 millones. Sin embargo, datos del primer semestre muestran que se perdió el 40% del stock de Reservas. En término bruto" grafica el economista. Con esto, Gorbán advierte: "en otro escenario hubiera sido dramático y esto aún no se representó en los principales indicadores. Si uno sigue las cotizaciones de los dólares alternativos y la inflación del 6%, ambos factores no están evidenciando el tamaño de desequilibrio que se esconden detrás, en la macro. Hay una presión devaluadora muy fuerte y lo que hace el Gobierno es poner un parche para demorar al menos para después de las elecciones".
El problema de las Reservas "es el más agudo que tenemos". Y lo explica: "En términos netos (reservas líquidas), estamos en negativo. Las Reservas se componen por activos del BCRA (oro, derechos de giros del FMI y otras monedas como yuanes) y dólares frescos (por eso líquidas) que son los que sirven para intervenir el mercado cambiario". Pero, de esas reservas, hasta el momento del acuerdo "técnico" de ayer, ya no quedaba nada. Es más, el saldo es negativo: "porque se utilizan a cuenta de esas Reservas otros activos como por ejemplo los dólares del BCRA que respaldan los depósitos de los ahorristas que están depositados en los Bancos comerciales". Traducido esto en cifras: "casi u$s 10 mil millones de Reservas netas negativas más una cifra similar de deuda con los importadores". En definitiva, la primera meta está lejos.
Pero la situación es aún peor si se tiene toma como parámetro la segunda meta (disminuir el déficit): "a junio estábamos al doble de lo que debíamos tener según el acuerdo". Otra meta incumplida. Y en relación a la emisión monetaria "en 6 meses pasamos el límite que teníamos autorizado para todo el año". Tres a cero. Es cierto que pueden existir atenuantes como la sequía "que hizo caer la recaudación". Pero en números globales, "el impacto es mucho más fuerte de lo que puede justificar este factor climático".
Entonces, luego de la firma del viernes donde las metas fijadas primeramente se mantuvieron (es decir, el FMI no cedió en este punto), se espera que en los próximos seis meses "se tendrá que ajustar mucho más" ya que hasta junio se incumplieron sobradamente las tres. En definitiva: "ganó" la pulseada el FMI: "Te doy los dólares, avalo que sigas manteniendo esta artificialidad de la economía y después de las elecciones vemos. A cambio, una devaluación 'a la criolla' que permitió ceder en la negociación".
Redoblar la apuesta
¿Qué es esa devaluación parcial, sectorial, a la criolla, no tradicional? Gorbán, como buen docente que es, empieza con un necesario rodeo para contextualizar y poder explicarlo: «el Gobierno Nacional se sienta a renegociar con el Fondo estas metas y allí, no sólo pide que se le ´perdone´ los objetivos no alcanzados sino que redobla la apuesta y solicita que le adelante fondos para intervenir el mercado cambiario que es la otra pata de la estrategia oficial para mantener en la superficie esta aparente calma». La única forma que tenía el gobierno para seguir manteniendo esta «tranquilidad» era conseguir más dólares para seguir interviniendo en el mercado paralelo al menos hasta el fin de la contienda electoral.
Una devaluación a la criolla
Lo que intenta el gobierno es evitar a toda costa una devaluación lisa y llana. Esto significaría acelerar aún más la inflación: «es un dilema que no quiere afrontar por lo que dilata la situación. Ofrece una salida alternativa que podría ser un parche. Trata de acercarse a lo que quiere el FMI (una devaluación tradicional) pero de otra manera para, de esta forma, conseguir algo de esos anticipos frescos» resalta Gorbán. En concreto ofrece «un mix». Una devaluación «que se le puede llamar fiscal» y una devaluación cambiaria sectorial.
En la primera, se encuentra la medida de gravar con más impuestos a las importaciones: una alícuota que va del 7,5% (esencialmente para alimentos, energía y combustible) al 25%. Esto «encarece las importaciones».
A la devaluación sectorial «ya la vimos con el dólar soja. Ahora aplicada al maíz. Se mejora la competitividad de venta del bien a costa de mayor precio. Y, al ser el insumo para el engorde animal, puede tener repercusiones en los valores de la carne y de otros alimentos» explica el especialista. En definitiva, «no se está haciendo una devaluación ´tradicional´ como la pedía en principio el FMI sino parcial, sectorial y en algunos casos temporal con impacto fiscal tratando que el impacto no pase plenamente a precio». Todo esto, anticipa Gorban «seguramente irá acompañado de un incremento en el dólar oficial, que vaya al menos al ritmo de la inflación».
-¿Cómo impacta esta devaluación a lo criollo en los precios?
- A pesar que desde el Gobierno lo niegue, lo va a tener. El incremento de las alícuotas a las importaciones va a repercutir, dependiendo el nivel de competencia, de oligopolización que tenga el mercado de cada bien. Pero ya lo hemos visto, con el nivel de incertidumbre, el importador hará traslado a precio de los bienes traídos. Por otro lado, ya lo dijimos, el maíz impactará en el precio de la carne y de otros alimentos. Ante tanta incertidumbre, el precio de las divisas paralelas aumentaron «habrá que ver cuál es su incidencia en los precios. La corrida en abril -recuerda Gorbán como ejemplo- fue uno de los factores que más repercutió en los precios de aquél momento».