Si bien el precio de la hacienda sigue siendo alto en términos reales, los valores de algunas categorías han comenzado a aflojar.
Los precios del ganado son todavía muy altos en términos reales, pero han comenzado a ceder. Hay algo más de oferta, el consumo doméstico está mostrando señales de agotamiento, y la exportación enfrenta un panorama muy incierto.
La invasión a Ucrania ha acelerado la inflación a nivel internacional: el fuerte aumento en el precio del gas, del petróleo, de los alimentos y de las tasas de interés está afectando el poder de compra y las expectativas económicas de los consumidores de la mayoría de los países occidentales.
La creciente paralización de China reduce los precios pagados por la carne vacuna importada, y las perspectivas de que otras grandes ciudades entren en cuarentena vuelven mucho más prudentes y conservadores a los importadores.
China se está parando y amenaza paralizar al mundo
El planeta está recalculando a la baja la tasa de crecimiento del producto bruto interno (PBI) proyectado para 2022, y todo apunta también a una importante desaceleración del comercio internacional.
En esta crisis, la carne vacuna la está pasando –hasta ahora– mejor que otras commodities, pero hoy prevalece en el comercio internacional de carne vacuna una gran incertidumbre.
El presente, aún con la caída de precios y volúmenes en el comercio internacional, es todavía muy bueno, pero como dice un analista internacional "la incertidumbre es insoportable".
Variables agotadas
En el mercado local, el precio de la vaca cede, por la retracción de China, por la acumulación de carne en cámara y por una alta oferta de vacas en ferias y en directo, producto de tactos que estarían resultando peores a lo esperado.
Las heladas han achicado el campo y en muchas zonas ganaderas se advierten los efectos de la seca del verano último.
Las perspectivas son buenas, la coyuntura se presenta complicada, la carne vacuna es un producto escaso a nivel local e internacional, pero la suba de precios estaría mostrando un límite.
En el primer cuatrimestre del año, las exportaciones argentinas de carne vacuna totalizan las 262 mil toneladas peso carcasa, 6% menos que en enero-abril del año pasado. Los ingresos fueron 1.078 millones de dólares, 31% más que en igual período del 2021.
El precio FOB promedio –de la tonelada peso res– del primer cuatrimestre resultó de unos 4.110 dólares, un 40% por encima del año pasado.
China, que absorbe 74% de nuestras exportaciones, compró en el primer cuatrimestre 10% menos que el año pasado, mientras que Chile ha reducido sus adquisiciones un 34%, Brasil un 47% y Rusia –a causa de la invasión a Ucrania– redujo sus compras un 90%, siempre con respecto a los primeros cuatro meses del 2021.
En el mismo período, Israel aumentó las compras un 8%, Estados Unidos un 61% y Alemania un 31%.
Los valores FOB por destino muestran una mejora muy importante en lo embarcado a China, con un incremento de un 45% interanual, seguido de China con un 31%, Brasil con el 54%, Alemania con el 36%, mientras que Israel mejora sólo un 4%.
Las exportaciones a China, que alcanzaron un pico histórico de 52 mil toneladas peso producto en marzo de 2021, cayeron después de la intervención oficial (cupos, prohibiciones, observatorio) a unas 25 mil a 28 mil toneladas mensuales, para ubicarse actualmente en el rango de las 33 mil a 39 mil toneladas mensuales.
Aún con la baja de los precios FOB de las últimas semanas, los valores que está pagando en la actualidad China todavía son altos, equivalentes a los de fines del 2019 en la Feria de Importación y Exportación de Shanghai. Este año Argentina vendió a China carne vacuna por valor de unos 2.000 millones de dólares, contra sólo 236 millones de seis años atrás.
En cuanto a la cuota Hilton, debe decirse que al 17 de mayo último se observaba un cumplimiento del 86,6%, siendo muy posible que queden en este ejercicio 2021/2022 entre 1.500 y 2.000 toneladas de saldo sin cubrir.
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