Diario CASTELLANOS tuvo acceso a los fundamentos de la condena a diez años de prisión a Adolfo Luis San Lorenzo. En los mismos se evidencia todo lo que tuvo que soportar durante tantos años la denunciante, expareja del sujeto a quien éste la obligaba a ejercer la prostitución para obtener dinero que le permitiera, entre otras cosas, comprar droga. A continuación damos a conocer parte de lo que exponían los jueces en el escrito entregado hace unos días a las partes.
(TERCERA PARTE) En los últimos días del mes de diciembre pasado, un Tribunal Pluripersonal presidido por la Jueza Cristina Fortunato, acompañada por los Dres. Cecilia Álamo y Nicolás Rogiani, decidió condenar a la pena de diez años de prisión a Adolfo Luis San Lorenzo, alias "Patito", nacido el 24 de marzo de 1985 en la ciudad de Rafaela. Durante el debate la fiscal Ángela Capitanio -agredida a la salida de la lectura de ese fallo por la pareja y la cuñada de San Lorenzo en el Hall de Tribunales- había acusado al sujeto de los siguientes delitos: Explotación económica de la prostitución ajena calificada por la violencia, situación de vulnerabilidad, convivencia y por la edad de la víctima; Violación de domicilio, Coacción agravada por el uso de arma de fuego en concurso real con Lesiones leves agravadas por el vínculo; Robo calificado por el uso de arma cuya aptitud para el disparo no pudo acreditarse, todo en concurso real; atribuyéndose los hechos 1º, 2º y 3º en un contexto de violencia de género evidenciando una desigualdad de poder entre las partes que encuadraría dentro de lo normado por la Ley 26. 485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar las Violencias contra las Mujeres.
La historia
Manifestó DEL que si bien antes de conocer a San Lorenzo había tenido relaciones sexuales con extraños a cambio de dinero (o de comida, o techo) lo cierto es que fue a partir de conocer al acusado y consolidar la convivencia con él que ejerció sistemáticamente -como única actividad- la prostitución y que las ganancias que provenían de su ejercicio eran percibidas por el justiciable, de quien no se demostró que tuviera otro medio de ingreso, al menos, con entidad para sostenerlo económicamente.
Se tuvo por probada la vulnerabilidad de DEL: abandonada desde el primer año de vida por su madre, criada por su abuela, abusada por la pareja de su abuela, comenzó desde pequeña (según sus propios dichos) a drogarse con pegamento, ausentándose recurrentemente de la casa junto a una amiga, y adentrándose en el sub mundo de la exclusión: "andaba todo el día en la calle, no me bañaba, no comía, no dormía, …si encontraba a alguien que me de plata por sexo para comer o para dormir siempre necesitaba a alguien para quedarme porque yo no quería volver a la casa de mi abuela… a veces tenía mucha hambre y frío…".
Fue en esos trances de vida que conoció, alrededor de los 15 años, en un boliche, a Adolfo San Lorenzo. Él le ofreció su casa. Dijo la joven "yo me sentía segura,… y yo me empecé a quedar ahí"… Describe lo que sentía con sus palabras: "yo lo quería. Lo quería mucho a él. Yo sentí que cuando lo conocí a él nadie más me iba a tocar, nadie más me iba a correr…".
Ahora bien, cuando es preguntada sobre distintos aspectos de la actividad en el ejercicio de la prostitución, qué papel jugaba San Lorenzo, qué hacía con el dinero que ganaba, cómo vivía, allí es que modifica lo dicho en sus declaraciones previas.
Ejemplo de ello, entre otras respuestas de las que se irán dando cuenta, a la pregunta de dónde trabajaba, dijo "donde yo vivía trabajaba… yo alquilaba el garaje (de la casa del padre de San Lorenzo) yo alquilaba y a ellos no les importaba lo que yo hacía. Yo le dije "yo alquilo acá, esta es mi casa, y entonces yo trabajaba ahí'". Luego fue preguntada, quién la llevaba a trabajar a la Ruta, y contestó: "A veces él. A veces yo me iba sola. A veces yo tenía mi moto y nunca esperaba ver si él iba a hacer algo o me iba a dar de comer o no…". "A veces él no me llevaba porque a veces trabajaba…". Al ser preguntada qué hacía con el dinero que ganaba, contestó: "Me compraba motos, me compraba ropa, le compraba ropa a mi hijo, me compraba muebles…" Ante la pregunta sobre qué disponibilidad tenía San Lorenzo del dinero que ganaba ella, dijo: "Nada, él agarraba a veces cuando peleábamos mucho porque jugaba a las cartas o al casino… nosotros dos compartíamos la plata, todo era mío, todo era a nombre mío".
Cuando tomaba o se drogaba…
Ante otras preguntas siguió contestando: "cuando él tomaba o se drogaba él me reprochaba si venía sin plata", "cuando él tomaba y se drogaba yo le tenía miedo a él", "mientras él estaba fresco era un pan de Dios".
Aquí es preciso recordar que DEL denunció a Adolfo San Lorenzo el día 19 de enero de 2018 por explotación de la prostitución, y que meses más tarde, exactamente el día 23 de agosto de 2018 se retractó.
Pero en el debate claramente dijo: "Ya está, yo no doy más, nadie piensa en mí ni en mi hijo, toda la vida trabajé…. Quiero decir la verdad, que todo lo que pasó es lo que dije en la primera declaración en la Comisaría de la Mujer en el mes de enero".
En esas denuncias, en distintas fechas: 19 de enero de 2018, 21 de enero de 2018, 24 de octubre de 2018, 27 de octubre de 2018, 02 de noviembre de 2018, 26 de noviembre de 2018, 28 de junio de 2019, 05 y 30 de septiembre de 2019, DEL declaró sobre algunos hechos que ahora minimiza, o excusa, o justifica o sencillamente, niega, pero que al encontrar respaldo en otras evidencias cobran pleno valor y sentido.
"No pude parar"…
Así escuchó el Tribunal en el relato a través de sus declaraciones previas: "Yo arranqué esa vida y no pude parar. A él nunca le importó nada. Yo después de grande tomé conciencia. Él y su familia me envolvieron en eso. Él se iba a chupar y drogar y nunca le importó si yo me iba a cualquier hora, con lluvia, con sol, de noche". "Él es como que se apropió de mí. Yo trabajé desde los 15 años embarazada, nunca tuve dinero, siempre me sacó la plata, la usaba para droga y alcohol".
"Viene a casa, me golpea y me saca plata y si no tengo la plata lo mismo o me la roba. Él se va con otra mujer pero siempre vuelve a mí para sacarme todo, me arranca los corpiños porque sabe que la pongo en los pechos a la plata y si no se la doy me agarra de los pelos y me ahorca. Yo le digo que no quiero trabajar más y él me dice que no vamos a poder comer. Además si no trabajo me veo obligada a levantarme y volver a ir, porque mi hijo y yo no tenemos para comer. Mi hijo sabe de mi trabajo y no le gusta…". "Él me decía que quería una moto más grande así que tenía que juntar por lo menos 2000 pesos por día, él necesitaba 30 mil para la moto que quería…". "Me llevaba en bicicleta hasta la estación de servicio Oil de la Ruta 34 y de ahí me iba a dedo. Las veces que me llevaba en moto se quedaba atrás de la estación de servicio en Susana donde yo trabajo, a ver cuántos paraban y así poder controlar cuánto recaudaba. El precio lo puse yo, a él no le importaba cuánto, con tal que lleve arriba de 1000 pesos por día, yo tenía que ir desde el lunes a sábados aguantando a cada uno…"
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