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Javi en el nido de comunistas

Mientras el sindicalismo kirchnerista se enreda en un adorable paro de transporte, Javi continua su lucha contra el comunismo.

Por Alejandro Borensztein. Antes que nada, vaya un agradecimiento para Pablo Moyano y demás sindicalistas del transporte, en nombre de todos los argentinos que el miércoles pasado tenían que viajar, operar, colonoscopear, hisopar, circuncidar, bautizar, psicoanalizar, pintar, abulonar, hormigonar, revocar, soldar, enduir, encolar, cablear, cobrar, depositar, comprar, vender, escriturar, mudar, alquilar, sembrar, fumigar, cosechar, alinear, balancear, filmar, entregar, recibir, limpiar, teñir, hornear, amasar, envasar, parir, casar y hasta enterrar. Podías morirte sin mayores inconvenientes, pero tampoco era el día más indicado.


Si bien todas esas actividades que el miércoles debieron cancelarse son muy importantes cabe decir que lo realmente trascendente de ese día fue el hecho de que la medida gremial nos hizo recordar de qué se trataba un paro de transporte. Cuatro años sin hacerles un solo paro a Alberto y Cristina fue mucho tiempo y ya nos habíamos olvidado de cómo eran. Desde acá, agradecemos a los Moyano por refrescarnos la memoria.

Es muy posible que la decisión de no hacer paros haya sido tomada aquel mediodía de agosto de 2020, en el momento más duro de la cuarentena, cuando nadie podía salir de sus casas o cuando enterrábamos a nuestros muertos en cementerios vacíos donde solo podían ingresar tres parientes.

Fue en esos días que Alberto y Moyano armaron un asadito en la Quinta de Olivos, con sus esposas y sus hijos, seguramente para festejar el apoyo incondicional de la CGT al exitoso gobierno kirchnerista y la cancelación de cualquier paro de transporte. Estaban tan felices que posaron abrazaditos para una foto familiar dejando inmortalizada la estatura moral de todos ellos.

Nunca olvidaré el episodio porque ese mismo día, 13 de agosto de 2020, yo enterré a mi mamá en un cementerio cerrado con cadenas, en la más absoluta soledad, bajo el sol del mediodía, justo cuando los Fernández y los Moyano estaban celebrando, brindando y entrándole al chori y a la tirita de asado.

En aquel momento, todos aceptábamos las restricciones porque eran las normas establecidas. Ya lo había dicho el “expresidente” onanista: “la Argentina de los vivos se terminó”. Lo que el “expresidente” nunca aclaró es que seguía vigente la Argentina de los matones como Moyano y la Argentina de los pajeros como él. Detalles menores de aquellos tiempos inolvidables. Por suerte quedó la foto como prueba para la posteridad.

Aclarado el punto, vamos a lo importante.

Con Javi se aprende. Por ejemplo, desde hace un tiempo venimos aprendiendo que hay muchos más comunistas de lo que creíamos.

Obviamente, siempre supimos que los comunistas eran comunistas. Hasta ahí estaba todo claro. Un tipo que se presentaba como comunista era un comunista. Listo. Fácil.

Sin embargo, gracias a Milei aprendimos que también los socialistas son comunistas. Debimos suponerlo. Son comunistas con escrúpulos, pero comunistas al fin.

Lo que no sabíamos, y por suerte Javi y su gente nos lo acaban de explicar, es que también los radicales son comunistas. Cuesta ver a Lousteau, Yacobitti y Angelici como comunistas, pero como también cuesta verlos como radicales tal vez Milei tenga razón y en el fondo sean todos comunistas.

A propósito de los radicales, estaría por definirse el liderazgo de la UCR. Van a jugar un partido de tenis, categoría dobles, la pareja Lousteau/Ego de Lousteau versus Manes/Ego de Manes. El ganador se quedaría con la jefatura del Partido Comunista Radical.

Volviendo al punto, si descubrimos que todos estos radicales son comunistas, ni hablar lo comunista que debe ser Lilita. Zurda por donde la mires.

Asumiendo que también el peronismo es comunista (no incluiría a Isabel) eso significa que Ritondo, Monzó, Bullrich, Scioli, Pichetto, Schiaretti y tantos otros peronistas también son bolches. Haberlo sabido antes nos ahorrábamos el voto a Bullrich y Schiaretti y lo hacíamos presidente a Milei en primera vuelta.

El asunto es que si seguimos tirando de ese hilito, estaremos a un paso de descubrir que también Macri es comunista. Sería una rareza porque en general los comunistas no juegan al bridge, son más del ajedrez. No sabemos si Javi piensa eso pero seguramente es lo que el topito Caputo le debe estar soplando al oído: “ojo que Macri también es comunista”.

El problema de poner el foco en este tema, y de que Javi nos enseñe a detectar comunistas, es que uno empieza a descubrir que también el gobierno está lleno de comunistas.

¿Y sino qué otra cosa era Mondino sino una comunista infiltrada en la Cancillería? Además si es verdad, como dice ella, que la decisión de votar contra el embargo a Cuba fue informada en tiempo y forma a la Casa Rosada quiere decir que ahí adentro también está lleno de comunistas. Vaya problemón.

Justamente es en la Rosada desde donde se maneja la estructura de propaganda soviética que luego se difunde en la redes sociales. Si bien los trolls no son más que un simple grupito de excitados adolescentes dedicados a escrachar disidentes con la ingenuidad de creer que sus diez minutos de fama les van a durar para siempre, la realidad es que están allí. Se la pasan haciendo de comisarios soviéticos y desterrando a Siberia a cuanto funcionario se les retoba.

Los altoparlantes que pusieron en las estaciones de trenes denunciando que el paro era una medida de los enemigos del pueblo también fue muy soviético. Solo faltó que desplegaran sobre los andenes el sucio trapo rojo.

¿Y Adorni? Cuando el vocero dice que se debe seguir al líder y evitar todo desvío ideológico en la administración pública evidentemente está intentando transformar a Javi en un Leonid Brézhnev del subdesarrollo.

Ni hablar del asesor de vestuario de Milei. Ese debe ser directamente un cuadro del ERP. Vestirlo siempre con una campera negra o un cardigan con cierre entre el saco y la camisa no es otra cosa más que un intento de instituir un uniforme para Javi, como usaban Mao o Stalin.

Curiosamente, una característica de todos los comunistas es que fuman. El topito Caputo ha hecho del cigarrillo su emblema distintivo. No por nada le dicen el grupo Marlboro.

Tal vez la suspensión del viaje de Karina a China fue para disimular un poco y que el comunismo no se les note tanto. Quizás la mala relación con Vicky sea porque la Vice no quiere saber nada con el zurdaj Todo va cerrando.

Es posible que Milei no se haya dado cuenta del peligro que corre con tantos comunistas a su alrededor. Ojalá lo entienda antes de que se aviven los inversores. Salvo que al final del camino descubramos que hasta el propio Milei es comunista. Grita, escracha e insulta como si lo fuera. ¿Será?

Mientras tanto hay que aprovechar la ventana de negocios que sigue abierta: vender dólares, colocar los pesos en cualquier fondo de inversión de un simple banco nacional y cobrar el 0,1% diario. O sea, cambiás a pesos un palo verde, Toto Caputo te garantiza que el dólar libre no se mueve (inclusive baja) y te ganás 1.000 dólares por día. Hermoso. Solo es cuestión de salir a tiempo.

Antes de que llegue el comunismo.

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