Cuando uno habla de los temas que generan polémica en Rafaela, sin dudas que la nocturnidad está entre los que encabezan la lista. Este es un problema que viene desde hace años y que persiste con la actual Gestión, que si bien lo ha abordado y ha comenzado a dar los primeros pasos en lo que sería el ordenamiento de la actividad, hasta el momento no supo encontrar una solución, tal cual se pretendía cuando asumió.
Las escenas de juntadas en los distintos espacios públicos, los ruidos molestos, e incluso un fenómeno que viene siendo una enorme preocupación como las picadas de motos, pareciesen ser un tema que el Estado no quiere atender, o quizás está siendo selectivo a la hora de enfocar sus recursos al control, ya que se destina más personal de seguridad en algunos lugares que en otros. La humilde pregunta que nos hacemos ahora es ¿importa más un sector que otro?
La gestión anterior no… esta tampoco
Está claro que la anterior gestión de Gobierno no ha podido con esta problemática, pero la actual tampoco. La dispersión de los más jóvenes en las noches sigue siendo un pendiente. Con la llegada del calor, cada vez más se ocupan los espacios verdes, pero, como se mencionó anteriormente, no hay estrategias establecidas sobre cómo accionar ante ello, sino que se actúa según lo que pase en el momento, entonces, ¿la solución es sacar a los que están allí si algún vecino se queja?
Por otro lado, la infraestructura es también un tema de debate sin un norte claro, siquiera el cuidado de los espacios es un aspecto que hoy se atiende y cabe preguntarse si siquiera se instala un cesto de residuos para que quienes hacen uso del espacio público puedan colaborar con el orden y la limpieza. Pareciera que no instalarlos es una clara muestra de que no son bien recibidos en ciertos lugares. Ni hablar de cuando esas personas que se encuentran habitando estos espacios requieren de un baño, donde lo más cercano es acercarse al hall de ingreso o algún tapial de los domicilios para hacer sus necesidades, cuyo tema es una de las principales quejas de los vecinalistas.
En cuanto al sector puntual de la ciudad del que se hable no es importante, ya que vayan a donde vayan pasa lo mismo porque no hay ningún lugar preparado para esto. Hace algunos años el problema radicaba a lo largo de la Av. Los Álamos y en el «Campo de las Estrellas», en el B° Brigadier López; ahora están el «Cartel» de Rafaela, el Autódromo, el Balneario, frente al edificio de UNRaf, entre otros espacios.
Lugares que sí y otros que no
Actualmente, la disposición del Ejecutivo es que todos puedan permanecer en determinados lugares, siempre y cuando se respete el principio básico de convivencia, sin molestar a los vecinos; y todas aquellas personas que se dispongan a infringir cualquier tipo de norma serán multadas o aprehendidas por las fuerzas intervinientes.
Esto es un plan que definitivamente cuenta con su lógica y está bien que así sea, pero como siempre, desde el Estado local se está corriendo atrás de la pelota, con la grave preocupación de que hoy determinados espacios no están siendo controlados y, al parecer, todo funciona en base al libre albedrío, rogando que nunca se tenga que lamentar una tragedia.
Obviamente que es importante que las autoridades atiendan a determinados sectores y ordenen todo lo concerniente a lo que son las utilizaciones de los espacios públicos, pero esto no pude ser selectivo, no se puede dejar desatendido un lugar para custodiar otros, por gustos, conveniencias o cualquier otra cuestión que entre en juego.
Esto se plantea ya que los controles están a la orden del día en lo que es el Balneario municipal, el «Cartel» y el frente de UNRaf. En esta repartición, al parecer lo que ocurre en el norte de la ciudad ya no es incumbencia municipal. Pareciese que, al no ser una zona habitada, no molestan a nadie, entonces los dejan allí haciendo lo que sea y que pase lo que tenga que pasar, para qué velar por esa seguridad. En este punto debemos tener cierta consideración y reconocer una realidad concreta y es que los recursos son escasos y finitos, la ciudad se ha vuelto realmente grande y atender todos los puntos es imposible; aunque a la hora de repartir es claro que hay ciertas preferencias. Transitando las noches de fin de semana, los días previos y feriados, se puede observar esta realidad en la zona del Autódromo, con nutridos grupos de jóvenes que se acercan a pasar la noche.
En estas líneas no vamos a ser hipócritas y hablar sobre los excesos en el alcohol, las picadas o cualquier otro tipo de situación que allí suceden. Obviamente que estas situaciones podrían darse en cualquier otro punto de la ciudad ya que actualmente ni siquiera tenemos que esperar hasta el fin de semana para ver una picada de motos en cualquiera de las avenidas donde cada dos por tres, jóvenes se dejan ver pasando totalmente «planchados» en su moto corriendo picadas. Es una escena que ya dejó de ser parte de la nocturnidad exclusivamente y sucede a cualquier hora del día.
El tema del control público es un aspecto al cual el actual Gobierno ha intentado darle una vuelta de tuerca más, aunque claramente sin lograr su cometido y con muchos aspectos por atender. Más allá de ello, en este punto la gran pregunta latente sigue siendo por qué se da esto de atender determinados sectores y dejar otros totalmente desamparados. El Gobierno de Leonardo Viotti debería entender que no hay lugares de primera y de segunda; y que todos deben ser abordados con la misma lógica y esfuerzos. Si no están dadas las condiciones o no se quiere apuntalar la infraestructura para la nocturnidad en Rafaela, por lo menos que los jóvenes que se quedan en la ciudad a «disfrutar» con amigos, puedan contar con las garantías mínimas para que una noche de divertimento no implique estar caminando siempre por la cornisa, dada la conveniencia de mirar algunos lugares y hacer la vista gorda para otros.