Por Emilio Grande (h.)
En las últimas décadas la «Perla del Oeste» viene teniendo una constante evolución educativa universitaria en la ciudad y la zona de influencia con miles de jóvenes que siguen sus carreras terciarias y universitarias en las 11 casas de estudio públicas y privadas, de la mano del vertiginoso crecimiento poblacional: en 1980 había de 53.954 rafaelinos y el censo de 2022 dio 101.733 habitantes.
En las décadas del 80 y 90 del siglo pasado solamente Rafaela tenía dos lugares para estudiar: el Instituto Superior del Profesorado en 1964 (en la ex Escuela «Normal») y la UTN empezó en 1972 (en la Escuela N° 460), con una oferta educativa muy reducida. Los que podían económicamente se iban a estudiar a las ciudades de Santa Fe, Rosario, Córdoba y Buenos Aires. En muchos casos no volvían porque luego conseguían trabajo o formaban una familia.
El cambio de paradigma se empezó a desarrollar a fines de la década de 1990 con el desembarco de la UCSE en 1997 (gracias a las gestiones del entonces obispo Héctor Romero y el sacerdote Carmelo Greco) y la UCES en 1999 (el promotor fue su vicerrector Juan Carlos Gómez Barinaga con la apertura de la primera subsede en el interior del país; exministro de Educación provincial de 1985 a 1987).
Después se sumaron el ITEC (2005), la UCSF, la UNL, Escuela de Enfermería, Siglo 21 CAU, pero la que amplió considerablemente la oferta educativa fue la UNRaf en 2015 (creada a fines de 2014 con un proyecto presentado por el entonces diputado nacional Omar Perotti en el Congreso Nacional).
La última fue la Escuela de Policía en 2022 (durante el gobierno provincial de Perotti), pero lamentablemente cerrará a fines de 2024 por decisión del gobernador Maximiliano Pullaro. En 2023 egresaron 83 cadetes y su destino fue Rosario. «Una lástima para la ciudad porque podrían gestionar para que los egresados se queden en Rafaela porque la mayoría no son de la ciudad, pero hace dos años que viven acá», lamentó una fuente confiable a este cronista de CASTELLANOS.
En 2024 ingresaron 3.202 alumnos en la educación superior de Rafaela, lo que representa el 6,3% respecto al 2023, siendo el 36,6% de afuera. Los matriculados son 8.805 con un descenso del 1,5% comparado con el año último, cursando en 11 instituciones universitarias y terciarias públicas y privadas. La UNRaf es la casa de estudios con más alumnos (3.365). Los egresados en 2023 fueron 573, según la crónica publicada el 13 de mayo de este año en la web de este Diario.
De las 91 carreras existentes, las más escogidas son Educación 218 ingresantes, Administración y Gestión de la Información 187, Relaciones de Trabajo 187, Programación 142, Entrenamiento Deportivo 108, Industrias Creativas 95, Medios Audiovisuales y Digitales 83, Administración y Gestión de la Información 80, Enfermería 70, Biotecnología 68, Educación Inicial 63, Ingeniería en Informática 61, Producción de Videojuegos y Entretenimiento Digital 60, Diseño Industrial 59, Administración 56, Obstetricia 55, Administración Rural 50, Gestión de las Organizaciones 50, Contador Público y Licenciatura en Administración 49, Ciencias del Entretenimiento 47, Automatización y Robótica 46, Industria y Tecnología de la Maquinaria Agrícola 45.
En 2006 los ingresantes fueron 958 (creció un 234,2% en 18 años) cuando Rafaela tenía 6 casas de estudios: UTN, UCSE, UCES, Universidad del Salvador (no está más en la ciudad), UCSF e ISP Nº 2. La cantidad de matriculados de ese año fue de 3.507 con un aumento del 151% en 18 años.
A manera de evaluación, Guillermo Sáenz (docente de historia con una extensa trayectoria académica) expresó: «La posibilidad de contar ahora en Rafaela con una oferta académica más variada permite que muchos jóvenes continúen sus estudios superiores aquí, a la vez que la ciudad se convierte en un centro universitario de relevancia regional. Y acerca la posibilidad de cursar estudios universitarios a jóvenes que no podrían hacerlo en otras ciudades distantes. Hay que subrayar que la conformación de un sistema universitario local público y privado más diverso contribuye a mejorar las posibilidades de acceso de los ciudadanos a la educación superior».
«Es relevante destacar -añadió- que la presencia de varios centros universitarios y de educación superior hizo necesario el diálogo interinstitucional para fortalecer y coordinar relaciones que vinculen la oferta de investigación y docencia de la educación superior con las necesidades de desarrollo social, económico y cultural de Rafaela y de la región. Así surgió un espacio académico significativo para un trabajo educativo articulado y concertado: el Consejo Universitario de Rafaela».
Servicio de minibuses
En este contexto, para trasladar a cientos de estudiantes existe un corredor universitario de minibuses. Sobre cómo está funcionando ese sistema fue consultada Alejandra Barberis, coordinadora de transporte público (de la Secretaría de Servicios Públicos y Ambiente), quien aclaró que «las instipresenta el corte de boletas de estudiantes universitarios de lunes a viernes comparado con los usuarios en general, el 11% dentro del total general y el 37% del boleto educativo, cuyos pasajes son gratuitos. Las frecuencias son entre 35 a 50 minutos y están evaluando cambios».
Además de deficitario, el transporte público de Rafaela es deficiente porque las cinco líneas deberían tener frecuencias más cortas, ya que la gente prefiere trasladarse en auto, moto o bicicleta, sumado a que los recorridos son laberínticos…
Nocturnidad rafaelina
Si seguimos con la lógica de comparación con 30 y 40 años atrás, la ciudad siempre fue un lugar nocturno de diversión con boliches que marcaron épocas y convocaron a miles de jóvenes de Rafaela y la región, como «Tótem», «Aranjuez», «New Age», «Danhes» (Saavedra y Alvear), «Teléfono 52», «El Galpón», «La Fábrica», «Coyote», entre otros, pero en los últimos años cayó rotundamente a un ostracismo por diferentes motivos, permaneciendo los públicos segmentados en «Tío Pope», «La Bastarda», «Bamba», «Chon Fest» y las peñas universitarias de la UTN. Por este motivo, muchos jóvenes van a bailar a Esperanza, San Cristóbal y Morteros con los riesgos que conlleva.
Al respecto, el concejal Augusto Rolando opinó que «existe en la ciudad una opinión compartida sobre la falta de opciones de nocturnidad para los jóvenes, especialmente los que se encuentran debajo de los 25 años. Esta situación lleva a los jóvenes a tener que viajar a ciudades cercanas para salir a bailar. Partiendo desde ese punto, llevé adelante un proceso de análisis sobre el porqué de esta situación. Realizamos una encuesta que confirmó varias de las ideas previas que teníamos y nos ayudó a corregir algunas percepciones erróneas».
También agregó que: «Investigamos la legislación, analizamos las ordenanzas que regulan la nocturnidad y los ruidos molestos de 17 ciudades de Argentina, lo que nos dio un marco de trabajo y referencias para analizar. Rafaela cuenta con la Ordenanza N° 4.314 del 2009 y modificatorias posteriores, la última de 2016. Estoy trabajando en un proyecto de modificación de esta ordenanza con el objetivo de potenciar la noche rafaelina».
Lamentablemente, como suele repetir el Kuky Carena, «Rafaela tiene menos noche que la Antártida en verano…». ¿Cómo se revierte la escasa oferta recreativa que tiene la ciudad para los jóvenes?