Por Jorge Ternengo
El 2/4/1915 en Ojo del Río, en la provincia de San Luis. Rosendo Hernández (hijo) entró en el automovilismo grande del país desde su debut en el Gran Premio Argentino de TC realizado del 18 al 30/10/1938, cuando con su Ford N°113 arribaba 18° al final de las 10 etapas disputadas sobre 7.389km.
Pagado el derecho de admisión, con nuevas espectativas se presenta en los grandes premios de 1939, en los que habría de cosechar los primeros halagos y el primer éxito parcial de una campaña realizada a través de años de batallar en toda clase de rutas.
Agigantándose en lo difícil, creando un ejemplo de deportista, aquel que el gran público lo ungía con su simpatía, al margen, por supuesto, de sus coprovincianos que lo idolatraron siempre.
Es que a pesar de no contar con grandes recursos siempre conseguía sobresalir, paseando por todo tipo de caminos, aquella leyenda de San Luis, provincia que recíprocamente lo apoyo sin miramientos.
Su currículum personal nos demuestra que habiendo disputado una treintena de competencias, él elegía según su propia filosofía las más bravas para correr.
Así en etapas de los más difíciles eventos consigue en 16 ocasiones arribar entre los tres primeros. Obtiene en ese carácter 3 triunfos:
29/10/39 Cba.-Stgo. del Estero, con Ford
7/10/40 Arequipa-La Paz, Ford
23/11/52 Catamarca-Bs. As. Ford
Clasifica segundo en siete oportunidades, entre ellas las Mil Millas 1940 cuando compite escudado en el pseudónimo "Ratita" acompañado por el "Ratón" Luis Egidio Parnisari y es tercero en seis finales de etapas.
Hacia mediados de 1952 estaba prácticamente retirado, contando en su historial con dos segundos puestos finales obtenidos el 11/12/48 en el Gran Premio América del Sur 2° tramo Lima-Bs. As. con cupé Chevrolet Nº 20 detrás de Oscar Gálvez,
El 20/2/49 en la Vuelta de Santa Fe escoltando a Juan Gálvez con cupé Chevrolet Nº 13 y en tres ocasiones había arribado al final en tercera colocación; el 5/11/39 Gran Premio Extraordinario con cupé Ford N°10 de Oscar Gálvez y Daniel Musso; el 12/10/40 en Gran Premio Internacional del Norte con cupé Ford N°82 detrás de Juan M. Fangio y Daniel Musso; el 8/5/49 en la Vuelta de La Pampa con cupé Chevrolet Nº 12 de Juan Gálvez y Ricardo Risatti.
Por entonces dividía su tiempo entre sus tareas laborales y los familiares orgulloso, padre de 3 hijas y hasta habría engordado algunos kilos, pero surgió una nueva convocatoria, en vísperas del Gran Premio Argentino de TC que se disputaría en tres etapas entre el 16 y el 23/11/1952, en ese caso no se trataba de ninguna cupé, sino simplemente de un, en apariencia, inocente sedan de dos puertas.
Rosendo se percató de la potencia que el vehículo tenía en sus entrañas y realizó con él la actuación más relevante de su carrera deportiva, ya en la 1ª etapa arribó segundo, en la 2ª un pequeño sobresalto lo vio arribar quinto, quedando tercero en la general a 2'48" del por entonces casi imbatible Juan Gálvez que precedía por 2´07" a Raimundo Caparros.
Aquella última etapa de 1.500 km entre Catamarca y el recién inaugurado Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires, tendría ribetes de epopeya.
Pero nuestro hombre, con la importancia que tenían por entonces las informaciones radiales venía escuchando y controlando todo, sabedor de que en Laboulaye pasaba a comandar la general por escasos segundos, mantuvo su tren de carrera y trató de no cometer imprudencias que le costara la rotura de una goma y así a despecho de tener que girar en un circuito en el que nunca había corrido,
Llegó al éxito sobre Juan Gálvez por apenas 31 "2/5 después de 4.107 km. Con el regreso triunfal a sus pagos del piloto y su acompañante Rubén Vega, se vivieron fiestas populares. Una multitud indescriptible de personas lo acompañó vitoreándolo por varios kilómetros, y arribó a la casa de gobierno donde el Gobernador en persona le hizo llegar sus felicitaciones en nombre de todos los puntanos.
Fiestas que se prolongaron algunos días después con un monstruoso festival celebrado en la Estancia Los Ronqueles. Alegría sana de un pueblo agradecido.
Hernández, que en las inscripciones de su bólido expresaba sus convicciones y sus sentimientos "Perón cumple – Evita dignifica" y "Visite las Serranías Puntanas", pobre, casi ciego y sin el entorno de sus días gloriosos, se fue rumbo al recuerdo el 12 de Julio de 1980.
Hoy, al ingresar a la ciudad de San Luis por Ruta 20, hay un monolito que recuerda sus hazañas; un tramo de esa ruta lleva su nombre y el autódromo de la capital puntana fue rebautizado como, "Rosendo Hernández".
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