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Deportes

Gran Premio de Alemania 1957: la obra maestra de Juan Manuel Fangio

El "Infierno Verde", un circuito de valientes, de talentosos y donde sólo los más grandes son capaces de brillar. Allí Juan Manuel Fangio obtuvo su última victoria, la que posiblemente sea su mejor carrera.
Jorge Ternengo

Por Jorge Ternengo

Cuando uno se plantea cuál es la mejor carrera de la historia de la Fórmula 1, siempre hay muchas candidatas, y en ocasiones depende de las preferencias de cada persona por una época en concreto. Pero hay algunas que siempre están arriba en la lista. Una de ellas es el Gran Premio de Alemania de 1957, en el viejo Nürburgring Nordschleife. El "Infierno Verde", un circuito de valientes, de talentosos y donde sólo los más grandes son capaces de brillar. Allí Juan Manuel Fangio obtuvo su última victoria, la que posiblemente sea su mejor carrera.

Además, aunque sea una carrera de hace 60 años, nos encontramos con una situación muy parecida a la de hoy en día. Hablo de los neumáticos que montaba el "Chueco" en su Maserati. En efecto, se trata de los neumáticos italianos que proveen a la Fórmula 1 actual. Los neumáticos Pirelli fueron decisivos ese día de verano en Alemania. Casualmente, por desgastarse más que los neumáticos de sus rivales, los Englebert que utilizaban los Ferrari.

Fangio llegó a Alemania con doce puntos de ventaja a falta de tres carreras, incluyendo la prueba de Nürburgring, así que el as argentino tenía muchas posibilidades de acabarse llevando el que sería su quinto título. En los entrenamientos clasificatorios, Fangio se llevó la pole position con Mike Hawthorn y Peter Collins en segunda y cuarta posición. En medio de los dos Ferrari, Jean Behra con el segundo Maserati, igual que Fangio, que tenía muy clara la que debería ser su estrategia para el domingo.

Consciente de que los neumáticos Pirelli no durarían la carrera entera y que habría que realizar una parada en boxes tras media carrera, Fangio y su equipo decidieron salir a pista con medio depósito de gasolina, para conseguir escaparse pronto tras la salida y obtener una buena ventaja antes de parar, reemplazar neumáticos y volver a rellenar el tanque por la mitad. Esto debería permitirle estar suficiente tiempo por delante de los Ferrari para seguir siendo líder tras la parada. Claro que en la Fórmula 1 surgen imprevistos que los ingenieros no tenían en sus cálculos.

Tras la salida, Juan Manuel Fangio se escapó y tras trece vueltas, tenía unos treinta segundos de ventaja sobre Mike Hawthorn y Peter Collins. Allí fue donde la Fórmula 1 demostró, una vez más, que las cosas no siempre van como se prevee, y la parada de Juan Manuel Fangio fue un desastre. El equipo de mecánicos tuvo problemas al retirar una de las ruedas para realizar el recambio, el argentino salió cincuenta segundos por detrás de los Ferrari, faltando diez vueltas para el final.

En la primera vuelta, Fangio le recuperó dieciséis segundos al líder de carrera, y nueve segundos en la segunda vuelta, además, rompió el récord del circuito nueve veces en esas diez vueltas, siendo siete de ellas, seguidas. Durante la penúltima vuelta, el piloto estrella de Maserati adelantó a los dos Ferrari, y siguió dando lo mejor de sí mismo hasta el final, llevándose la victoria por unos escasos tres segundos y medio, habiendo realizado una remontada espectacular.

Durante la última vuelta, Hawthorn siguió presionando a su respetado rival, aunque sin conseguir volver a recuperar el liderato de carrera antes de la línea de llegada. Esos tres segundos y medio después de una carrera de veintidós vueltas y quinientos kilómetros de distancia es algo inaudito.

Para Juan Manuel Fangio, esa fue la carrera de su vida, y declaró que nunca había manejado tan rápido como ese día y que nunca volvería a hacerlo. Además, la victoria le implicó su quinto título mundial de Fórmula 1.

El llamado "Infierno Verde" era el circuito favorito de Fangio y explicó años después que se sintió tan en sintonía con el Nürburgring, sabiéndose conocedor de los secretos del circuito más exigente del mundo, que no fue capaz de dormir bien durante los dos días siguientes, pues le asaltaba el recuerdo de los riesgos tomados el día de la carrera. De hecho, no volvió a ganar un gran premio tras ese día, pues terminó segundo en las dos carreras que quedaban de la temporada 1957, y cuarto en las dos que disputó en 1958.

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