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LA CUPÉ RENAULT FUEGO: Con el fuego sagrado

Presentado en sociedad en el Salón del Automóvil de Ginebra 1980 Renault sorprendía al público europeo con la llegada de un nuevo deportivo mediano, la cupé Fuego, y dos años después lo hacía en nuestro país con idéntico suceso.

Por Esteban Soldano- En los primeros meses de ese 1980 el auto presentado por la marca del rombo con la denominación Fuego se alineaba con el criterio adoptado con otros de sus recordados deportivos como el Floride y el Alpine y venía a llenar el espacio que habían dejado los modelos R-15 y R-17, ambos derivados del popular R-12, pero debía desafiar a marcas con larga tradición en la fabricación de autos deportivos. Para lograrlo, Renault recurrió a una extensa gama de versiones, completo equipamiento y un diseño a lo Robert Opron el famoso creador de los últimos Citroen antes que esta cierre por primera vez sus puertas.

El Renault Fuego fue un éxito inmediato y en 1981 se convirtió en la cupé más vendida de Europa y así con estos inmejorables antecedentes llegaría a la Argentina.


La nueva cupé de Renault fue desarrollada sobre la plataforma del Renault 18, pero con serias modificaciones a sus pretensiones deportivas.

Uno de los grandes desafíos del proyecto fue concebir un auto con cualidades aerodinámicas pero sin sacrificar su habitabilidad. La cupé Renault Fuego fue el primer auto deportivo de cuatro plazas y producción masiva diseñado con asistencia del túnel de viento. Con esta tecnología se alcanzó un bajo coeficiente aerodinámico (CX) de 0,34, logrado en base a una reducida sección frontal, combinación de líneas rectas y curvas, para un perfil redondeado sin protuberancias.

La responsabilidad del diseño quedó en manos de Michel Jardin, quien trabajó en un equipo coordinado por Robert Opron, un reconocido diseñador francés padre de unas cuantas criaturas un tanto atrevidas para su tiempo que fueron hitos en la industria automotriz europea.

Las líneas definieron una cupé de gran superficie vidriada y baja línea de cintura, acentuada por una moldura plástica acanalada que recorría todo su lateral y envolvía la cola que dotaba de fuerte personalidad al Renault Fuego. Su luneta trasera en forma de burbuja y totalmente envolvente estaba enmarcada con un ancho burlete de neoprene que en la base se convertía en un pequeño deflector. Esta luneta funcionaba como portón con apertura desde el interior.

A pesar de tratarse de un auto deportivo, el espacio del habitáculo podía alojar a sus ocupantes con comodidad. El techo alto, para el auto que en realidad era mucho más bajo que sus rivales directos, se quebraba recién a la altura de los respaldos de los asientos traseros, lo que hacía un espacio confortable a los ocupantes de las plazas posteriores. La tracción delantera y la disposición del motor por delante del eje delantero, inclinado 15º, determinaron un piso bajo y plano y una trompa puntiaguda para su segmento.

Durante el primer año se ofrecía en Francia, con dos opciones de motor, de 1,4 litros (TL/GTL) y 1,6 litros (TS/GTS). A partir de 1981 se sumaron las versiones TX y GTX equipadas con el motor 2,0 litros. La línea europea contó, además, con un propulsor turbodiésel de 2,0 litros y una versión naftera turboalimentada de 1,6 litros que erogaba 132 cv y alcanzaba una velocidad máxima cercana a los 200 km/h.

Producción nacional

La llegada de la cupé Renault Fuego al país coincidió con los últimos meses del ciclo de producción del Torino, que se despedía luego de 15 exitosos años, dejando atrás una leyenda, ahora, en poder 100% francesa la marca del rombo estaba dispuesta a comenzar a escribir otra.

En nuestro país surgía un cambio de tendencia hacia los modelos medianos de origen europeo que ganaban espacio en detrimento de los clásicos grandes de origen norteamericano. En ese marco, la cupé del rombo podía ocupar el espacio que dejaba el icónico auto argentino en la oferta de modelos con prestaciones deportivas, pero fue una especulación de poco acierto por que el espacio del Torino quedó vacío y aún hoy se espera la llegada de uno nuevo modelo de él en ese segmento. Aquí aparece un segmento donde Renault se manejó con materias aprobadas con distinguido, y en la memoria reciente estaba  el antecedente del Alpine, una furiosa versión del tranquilo R-12.

Entre marzo y junio de 1982 se fabricaron las primeras unidades de pre-serie y a partir de julio se inició la producción seriada. La cupé argentina nació con un 50 % de integración nacional, que apenas un año más tarde se incrementaba al 63%. El hecho de compartir la plataforma del Renault 18, que se fabricaba en Santa Isabel desde fines de 1980, fue un camino en línea recta para que la cupé Fuego se sumara a la línea de producción de la fábrica cordobesa.

Renault Argentina optó por la versión GTX, la más potente de la gama. Con el cierre de las importaciones, luego de la Guerra de Malvinas, el mercado de cupés había quedado reducido a solo dos opciones: Renault Fuego y Ford Taunus GT, un auto a quién Carrozzeria Ghia SpA había aplicado un restyling pero con mecánica ya superada, muy inferior en diseño y prestaciones a la Fuego. Un mes después de iniciada la producción, así el deportivo del rombo se adueñaba del 59,9 % de su categoría. Durante el primer año, la demanda sostenida obligaba a sus compradores a registrarse en una lista de espera.

La cupé Renault Fuego compartía el propulsor M 2000 de 1.995 cc con el Renault 18, pero con algunas modificaciones, como el múltiple de escape de doble salida, que le permitieron incrementar su potencia a 103 cv y mejorar sus valores de velocidad y aceleración sin comprometer el consumo de combustible. Alcanzaba una velocidad máxima de 185 km/h y aceleraba de 0/100 km/h en 11”. A pesar de sus cualidades deportivas, ofrecía uno de los mejores consumos del país. Podía recorrer 15,1 kilómetros por litro a una velocidad estabilizada de 90 km/h.

En el habitáculo heredaba el panel de instrumentos del Renault 18, pero se diferenciaba en detalles como el volante y las exclusivas butacas de tipo “pétalo”, que aseguraban mayor sujeción lateral. Tapizadas en cuero, disponían de apoyacabezas integrado regulable y apoyo lumbar. Sin perder sus cualidades deportivas, la Renault Fuego no descuidaba el espacio para equipaje que podía incrementarse rebatiendo individualmente los respaldos de los asientos traseros.

La cupé Fuego tenía todo lo que podía pedirse en prestaciones, tecnología y equipamiento en un auto deportivo de comienzos de los años 80. Aún así, Renault continuó mejorándola a lo largo de la década. En 1985 incorporó dirección hidráulica y, en forma opcional, caja automática de tres velocidades de última generación combinada con un nuevo sistema de encendido electrónico integral (AEI), el primero de su tipo instalado en un auto de producción nacional.

El equipamiento incluía de serie levantavidrios eléctricos, aire acondicionado, radio AM/FM con pasacassette autoreverse, traba electromagnética de puertas, reloj digital y luz spot para el acompañante.

A fines de ese año se introdujeron los primeros cambios. Las modificaciones más significativas se apreciaban en el interior con un rediseño del panel de instrumentos que adoptó un estilo de tipo visera. El equipamiento fue actualizado con una nueva radio programable AM/FM estéreo con búsqueda automática de emisoras y lectura digital. En el exterior se destacaban las llantas de aleación liviana y nuevos colores de carrocería. Un detalle distintivo de esta nueva serie fue la incorporación del original cierre centralizado con comando infrarrojo a distancia denominado “Plip”, nombre que derivaba de su inventor, Paul Lipschutz.

En síntesis la cupé Renault Fuego sorprendió en Europa con un diseñador de élite, tal suceso se repitió aquí como 15 años antes lo había hecho el Torino, solo que esta vez el auto era un auto del primer mundo, absolutamente vigente y con igual tecnología, hecho en Argentina. Indiscutidamente superior a su competidor de siempre que una vez más perdía, por mas medios de comunicación que asociara a sus estrategias de venta y no conforme con esto mejoraría con los años liderando en la calle y en las pistas.

 

La cupé Renault Fuego diseñada por Robert Opron fue una obra maestra y un antes y un después para la industria argentina como 15 años antes también en Santa Isabel lo había hecho el Torino.
La cupé Fuego tenía todo lo que podía pedirse en prestaciones, tecnología y equipamiento en un auto deportivo de comienzos de los años 80. Aún así, Renault continuó mejorándola a lo largo de la década.

En Argentina

Mientras el Renault Fuego iniciativa su exitosa carrera comercial en Europa, en Argentina la industria automotriz atravesaba por una etapa de fuertes transformaciones. La Ley de Reconversión automotriz había modificado las reglas de juego. La apertura de importaciones obligaba a las terminales radicadas en el país a renovar su oferta de productos para responder a las exigencias de un mercado que se tornó más competitivo.

Renault Argentina aceptó el desafío. En 1979, la filial de la compañía francesa anunció un millonario plan de inversiones destinado a la actualización tecnológica del complejo industrial de Santa Isabel, la renovación de la línea en producción y el lanzamiento de nuevos modelos. Al mismo tiempo, Renault amplió su oferta local con la importación de automóviles y camiones desde su casa matriz. Como parte de esa estrategia comercial, en la segunda mitad de 1981 arribaron al país las primeras unidades del Renault Fuego.

Más potencia. Más argentina

En la segunda mitad de la década, el Renault Fuego había sido discontinuado en Europa, pero en la Argentina aún gozaba de una apreciada demanda que lo mantenía al tope del mercado de cupés con el 60,4 % de participación. Para asegurar el liderazgo, a partir de 1987 sus prestaciones fueron incrementadas con la incorporación del nuevo motor J6T – 792 de 2.165 cc que erogaba 116 cv. Con la nueva planta motriz alcanzaba una velocidad máxima de 193 km/h y aceleraba de 0/100 km/h en 9 segundos. El equipamiento se actualizaba con la introducción de una microcomputadora de a bordo de 8 funciones y espejos exteriores de comando eléctrico. El exterior se renovaba con una nueva grilla y llantas de aleación de renovado diseño de 14 pulgadas. En materia de seguridad, se introdujeron frenos a disco en las 4 ruedas que convirtieron al deportivo de Renault en el primer auto de industria nacional con ese equipamiento.

En noviembre de 1988 el Renault Fuego introducía los cambios estilísticos más importantes desde su lanzamiento en el país con la presentación del modelo GTA. El restyling le aportó una estética renovada y agresiva, inspirada en el Renault Alpine GTA francés, que lo actualizaba sin que perdiera su esencia. La puesta al día se evidenciaba en los nuevos paragolpes engamados con el color de la carrocería, la parrilla con abertura horizontal y la moldura lateral que perdía su característico acanalado. Nuevos zócalos aerodinámicos, molduras protectoras plásticas con anagrama “GTA” integrado, espejos exteriores de tipo bandera y nuevas llantas de aleación renovaron su perfil. A estos detalles se sumaron faros traseros con tonalidad oscura traslucida, nuevo deflector posterior y salidas de ventilación traseras, entre otras modificaciones.

En el habitáculo se renovó el diseño de las butacas, que podían tapizarse tanto en tela como en cuero, y se incorporó un nuevo equipo de audio con comandos satelitales detrás del volante.

Con estos cambios, la cupé Fuego ingresó a la década del noventa con un liderazgo en su categoría consolidado, pero todavía quedaba margen para mejorar la especie con una nueva versión: GTA Max. Manteniendo las principales características del modelo precedente, introdujo mejoras en su motor que incrementó su potencia hasta los 123 cv. Con este propulsor, alcanzaba una velocidad máxima cercana a los 200 km/h. Las modificaciones en las prestaciones fueron acompañadas con detalles renovadores en el exterior como la luz de stop integraba al deflector trasero, escapes dobles y una nueva gráfica que identificaba a la versión. En el habitáculo se remplazó el volante por uno de mayor grip.

En septiembre de 1992, la vida industrial del Renault Fuego llegaba a su final, luego de producirse 19.952 unidades. Detrás quedaban más de 10 años de éxito comercial y deportivo. El deportivo del rombo dejaba la línea de producción de Santa Isabel para convertirse en leyenda.

Fuego en las pistas

El Renault Fuego debutó en el TC2000 durante la temporada de 1985. Ese año lograba su primer triunfo de la mano de Ernesto Bessone en el circuito de Las Flores. Esta victoria confirmaba el potencial del auto del rombo y era solo el aviso de lo que vendría a partir del año siguiente.

En 1986 Renault presentó un equipo oficial con preparación de Oreste Berta, integrado por los pilotos Juan María Traverso y Ernesto Soto. Durante esa temporada, Traverso se impuso en cuatro competencias y logró el título de la categoría. Al año siguiente, el recordado Silvio Oltra retuvo la corona con una cupé no oficial.

Entre 1988 y 1993 el dominio los Renault Fuego oficiales resultó apabullante adjudicándose todos los campeonatos de la categoría. Traverso lo hizo en cinco oportunidades (1988, 1990, 1991, 1992 y 1993) y la restante fue para Miguel Ángel Guerra (1989).

En su paso por el TC2000, el Renault Fuego se impuso en 66 competencias.

Un toque de magia

En 1982, Oreste Berta desarrolló un kit de altas prestaciones a partir del motor M 2000. Las modificaciones incluyeron el rediseño del árbol de levas, un nuevo filtro de aire de disposición oblicua y un nuevo múltiple de escape de disposición 4-1, fabricado por Cañossilen. Estas innovaciones incrementaron la potencia a 134,8 hp y elevaron el torque a 17,69 kgm.

Con el kit de Berta, la cupé Fuego podía superar los 197 km/h y alcanzaba los 100 km/h con partida detenida en 10,48 segundos.

ACERCA DE GROUP RENAULT 

Renault Group está a la vanguardia de una movilidad que se reinventa. Fortalecido por su alianza con Nissan y Mitsubishi Motors, y su experiencia única en electrificación, Renault Group comprende 4 marcas complementarias: Renault, Dacia, Alpine y Mobilize, que ofrecen soluciones de movilidad sostenibles e innovadoras a sus clientes. Establecido en más de 130 países, el Grupo ha vendido 2,7 millones de vehículos en 2021. Emplea a cerca de 111.000 personas que día a día encarnan su Propósito, para que la movilidad acerque a las personas. Persiguiendo desafíos tanto en la calle como en la competición, Renault Group está comprometido con una transformación ambiciosa que generará valor. Ésta se centra en el desarrollo de nuevas tecnologías y servicios, y una nueva gama de vehículos aún más competitivos, equilibrados y electrificados. En línea con los desafíos ambientales, la ambición del Grupo es lograr la neutralidad de carbono en Europa para 2040. https://www.renaultgroup.com/en 

ACERCA DE RENAULT ARGENTINA

Renault en Argentina está presente desde 1959 cuando se asoció con IKA (Industrias Kaiser Argentina) que había construido, 4 años antes, su fábrica de automotores en Córdoba. Desde ese momento a la actualidad, Fábrica Santa Isabel lleva fabricados más de 3.200.000 vehículos de 34 modelos diferentes, muchos de los cuales pasaron a ser verdaderos íconos de la industria automotriz. En Renault afrontan permanentemente nuevos retos y desafíos, no solo en el ámbito económico, sino también en lo social y ambiental. En este sentido, uno de sus principales objetivos es asegurar el compromiso con la movilidad sostenible y convertir a la organización en uno de los actores principales e innovadores del progreso social.

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