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Cultura

La televisión, un largo Camino de Asís a Rafaela

Clara, descendiente de una familia de la nobleza de Asís, quedó impresionada por la palabra y el ejemplo de Francisco, el monje fundador de los franciscanos; dejó a su familia y sus bienes y se dedicó a la vida monástica. Recluida en su lecho de enferma durante 27 años, deseó tan fervientemente asistir a la misa que se celebraba en una iglesia cercana, que tuvo la visión de esa misa proyectada en la pared de su habitación. Este prodigio trascendió el tiempo y se lo vinculó con la televisión, un fenómeno tecnológico siete siglos después. Es así como Santa Clara de Asís fue designada patrona de la televisión coincidiendo con la fecha de su fallecimiento, que durante mucho tiempo se consideró el 12 de agosto, aunque estudios posteriores demostraron que fue el 11. Para entonces ya había sido fijado el 12 como el día de la televisión argentina, que no contempló la corrección histórica.

El primer atisbo de televisión local fue a principios de los años 60, cuando Hugo Peterlín, un comerciante de artículos para el hogar y apasionado por la televisión, instaló una antena sobre el techo de su negocio, en Av. Santa Fe y Alvear; desde allí esperaba pacientemente que haya buena propagación para que lleguen imágenes del canal 13 de Santa Fe. Mientras tanto, conectando una cámara con un televisor en la vidriera, transmitía imágenes de sus ofertas, de los transeúntes que eran sorprendidos mirando la vidriera y sorprendiéndose con su rostro en el televisor, así como alguno que otro intento teatral desde una casa a cincuenta metros de allí.

En 1975, con la participación de Libertario Guevara por el Centro Comercial, Cuassolo (técnico de Entel) y Alcides Castagno por Prensa de la Municipalidad, gestionaron ante Canal 7 la ampliación de la señal de la repetidora de Santa Fe. Aunque la modificación en la antena se produjo, no fue del todo satisfactoria la recepción de las imágenes.

En la década del '70, en Estados Unidos se comenzó a difundir un sistema de transmisión por cable para comunidades que no estaban en condiciones de recibir por aire a los grandes medios. Así, transmitiendo de antena en antena, llegaban con una señal que se distribuía a los domicilios por cable coaxil. Este sistema en nuestro país se experimentó con éxito en La Falda, Córdoba. Fue imitado por otras ciudades y en el año 1982 llegó a nuestra ciudad. El rafaelino Marcelo Sodiro, acompañado por los santafesinos Yaconissi, Bergerot y De Otaduy, más la intervención de Alcides Castagno en la difusión de la novedad más la organización del primer canal local, comenzaron con la empresa. El tendido de cables y antenas de recepción significó desde el principio una tarea posible pero que requería tiempo y capital. La sede inicial fue en Ituzaingó 124, donde se instalaron la oficina y el pequeño estudio con su control de emisión. A fines de 1983, el canal 2 local empezó a emitir películas y algunos programas comprados, a los que se agregó un noticiero propio más un programa deportivo. En el paquete ofrecido a los abonados se ofrecían 5 canales: 2, 3, 5, 7 y 13.

La ciudad pedía más tendido y más canales, lo que no pudo ser respondido y la empresa original, Televisora Rafaelina S.R.L. fue adquirida por una bonaerense: Televisión Integral S.A. (Teisa). El local pasó a Moreno 150, con oficinas, estudio y centro de emisión. La gerencia fue ejercida por José Rubén Nicolás. A partir de entonces, el cableado se amplió y el canal local comenzó a ser un medio con injerencia en la opinión pública. Se multiplicaron los programas producidos localmente. La proliferación de los canales de cable derivó en la aparición de algunos movimientos empresarios que hicieron de la compra-venta de sistemas ya instalados un negocio momentáneo pero fructífero. En el caso de Rafaela, Teisa fue adquirida por la sociedad Vila-Manzano, luego ésta por Cablevisión y Telecom.

La televisión rafaelina tuvo una presencia en Sunchales, ya que se formó la empresa Meridiano 83, con el mismo objetivo que la de nuestra ciudad, de la mano del grupo integrado por los señores Gili, Yost y Delloni, con la cara visible en pantalla de Mónica Ravazani. Una vez madurado el proyecto sunchalense, se independizó y continúa con producción propia.

El fenómeno televisivo tuvo gran repercusión en Rafaela, por eso se sumaron otros proyectos, con suerte dispar. Entre los años 1992 y 1995, Enrique Long inició emisiones de un canal con miras a la recepción por codificado, pero no prosperó, aunque sirvió para la formación de nuevos técnicos. Otro canal, Cablevideo, intentó continuidad, ubicado en calle Necochea junto al Centro Comercial; llegó a concretar programación y un estudio medianamente equipado, pero la falta de estructura de emisión dio por tierra con el proyecto.

Una iniciativa que comenzó en 2015 y continúa, coexistiendo como Canal 2 con el Canal 6 de Telecom, es el llamado Next TV, con cableado propio y como un servicio anexo a la empresa Wiltel de telecomunicaciones.

Con este somero repaso, hacemos memoria sobre la historia de la televisión local. Las distintas transformaciones en materia de comunicación no permiten prever un horizonte plácido y cómodo. Así como en su momento el advenimiento de la televisión hogareña y los cine-clubes golpearon duramente a la industria cinematográfica, el abanico de opciones tecnológicas que van surgiendo hacen pensar en una actualización de fondo y forma para esta intrusa de los hogares, que convive con chicos y grandes.

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