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Culto Católico

Libres de ataduras para dar lugar al Señor y servir a los demás

En su reflexión antes del rezo del ángelus dominical, Francisco recuerda que los cristianos están llamados a un espíritu de servicio que no busca el reconocimiento.

El espíritu de servicio, la humildad y la obediencia que guían a San Juan Bautista después de bautizar a Jesús están en el centro de la reflexión del Papa Francisco antes del rezo del Ángelus de este domingo 15 de enero, desde la ventana del Palacio Apostólico.
El pontífice hizo hecho referencia al Evangelio de la liturgia de hoy, que recoge el testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús después de haberlo bautizado en el río Jordán. Francisco indicó que "Juan fue enviado a preparar el camino al Mesías, y lo hizo sin ahorrar esfuerzos. Humanamente, se podría pensar que le será entregado un 'premio', un puesto relevante en la vida pública de Jesús. En cambio, no. Una vez cumplida su misión, Juan sabe hacerse a un lado, se retira de la escena para dejar el sitio a Jesús".
El Santo Padre subrayó que Juan "no está interesado a tener seguidores, a obtener prestigio y éxito, sino que presenta su testimonio y luego da un paso atrás para que muchos tengan la alegría de encontrar a Jesús".
"Con este espíritu de servicio, agregó Francisco, con su capacidad de dejar sitio, Juan el Bautista nos enseña una cosa importante: la libertad respecto a los apegos. Sí, porque es fácil apegarse a roles y posiciones, a la necesidad de ser estimados, reconocidos y premiados. Y esto, aunque es natural, no es algo bueno, porque el servicio implica la gratuidad, el cuidar de los demás sin ventajas para uno mismo, sin segundos fines. Nos hará bien cultivar, como Juan, la virtud del hacernos a un lado en el momento oportuno, testimoniando que el punto de referencia de la vida es Jesús".

Crecer en el espíritu de servicio

Francisco comparó esta actitud de servicio con el sacerdocio, porque un cura "está llamado a predicar y celebrar no por afán de protagonismo o por interés, sino para acompañar a los demás hacia Jesús. Pensemos en lo importante que es para los padres, que crían a los hijos con muchos sacrificios y luego deben dejarlos libres de emprender su propio camino en el trabajo, en el matrimonio, en la vida. Liberarse de los propios apegos y saber hacerse a un lado cuesta, pero es muy importante: es el paso decisivo para crecer en el espíritu de servicio".
Por último, el Santo Padre llama a preguntarnos: "¿Somos capaces de hacer sitio a los demás? ¿De escucharlos, de dejarlos libres, de no atarlos a nosotros pretendiendo gratitud? ¿Atraemos a los demás hacia Jesús o hacia nosotros mismos? Y aún más, siguiendo el ejemplo de Juan: ¿Sabemos alegrarnos de que las personas emprendan su propio camino y sigan su llamada, incluso si eso implica un poco de desapego respecto a nosotros? ¿Nos alegramos de sus logros, con sinceridad y sin envidia?".
Para cumplir este servicio a los demás, Francisco invoca el apoyo de María, "la sierva del Señor", para "ayudarnos a liberarnos de las ataduras, a dejar espacio al Señor y dejar espacio a los demás".

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