«Dios no resiste cuando se le reza» con la fuerza de una fe que «no es rica en conceptos, sino en hechos», dijo este domingo 20 de agosto el Papa Francisco dirigiéndose a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para la cita dominical de la oración del Ángelus.
Comentando el pasaje evangélico en el que la mujer cananea convence a Jesús para que cumpla su oración, a pesar de la objeción inicial del amo por su condición de extranjera, Francisco invitó a detenerse en la «fuerza de la fe de aquella mujer» que lleva a un cambio en Jesús.
Jesús «ante la oración de la mujer anticipa planes». «Dios es así: es amor, y quien ama no permanece rígido. Sí, permanece firme, pero no rígido. No permanece rígido en sus propias posiciones, sino que se deja mover y conmover; sabe cambiar sus esquemas». Pero también nosotros, los cristianos, «si queremos imitar a Cristo, estamos invitados a la disponibilidad para cambiar, para dejarnos conmover en nombre de la compasión y del bien de los demás».
Jesús calificó de grande la fe de la mujer cananea y no sólo su insistencia, como decían los apóstoles. «Si lo pensamos bien -comentó el Pontífice-, aquella mujer extranjera probablemente sabía poco, o nada, de las leyes y preceptos religiosos de Israel. Su fe no es rica en conceptos, sino en hechos: se acerca, se postra, insiste, dialoga estrechamente con Jesús, supera cualquier obstáculo para hablar con Él».
«Cuántas veces caemos en la tentación de confundir la fe con una etiqueta», añadió. «La fe de la mujer no está hecha de etiqueta teológica, sino de insistencia; no de palabras, sino de oración».
De ahí la invitación a los fieles a preguntarse: ¿Soy capaz de cambiar de opinión? ¿Soy capaz de ser comprensivo y compasivo o permanezco rígido en mis posiciones? Y partiendo de la fe de la mujer: ¿Cómo es mi fe? ¿Sé dialogar con el Señor, insistir con Él, o me contento con recitar alguna fórmula bonita?
«Que la Virgen -concluyó- nos haga disponibles al bien y concretos en nuestra fe».
