Deportes

El último festejo de Mouras


Por Jorge Ternengo. El 5 de julio de 1992, Roberto Mouras festejó por última vez una victoria en el TC. Fue en el autódromo de Buenos Aires, logrando su anhelo de volver a vencer allí con Chevrolet.
Luego del tricampeonato con Dodge (1984/1985), Mouras decide en 1986 volver a Chevrolet -marca conla que había corrido entre 1975 y 1980- en busca de su ansiado título con el moño, la marca de sus amores. Pero esa búsqueda le fue adversa al piloto de Moctezuma-Carlos Casares, quien fue 3º en los torneos de 1988 y 1990.
Tras un campeonato "regular" en 1991, el cual finalizó en el 9º lugar, Mouras quería tomarse revancha al año siguiente, el cual comenzó muy bien con la victoria en la apertura en Santa Teresita. "Ganó en la 1ª fecha y se logró muy buenas performances, pero después tuvo carreras que venía punteando y abandonó".
Precisamente, la cita previa a Buenos Aires, en Balcarce, Mouras desertó por la rotura de un balancín. Pero la fecha en el autódromo porteño era siempre especial para él. "Luchó mucho para volver a ganar con Chevrolet. Es más, en su momento decía, 'cambio ganar con Chevrolet en Buenos Aires por un campeonato'. Por eso se lo vio tan eufórico aquel domingo".
Aquel 49º triunfo en el TC no fue uno más para Mouras. Era apenas su 2º éxito en el trazado porteño con Chevrolet tras el logrado el 18 de septiembre de 1977. Y, si se lo analiza hoy, con el fatídico accidente en Lobos meses después, fue su gran despedida triunfal de la categoría que lo tiene como uno de sus grandes ídolos.









"Ver la forma en la que él lo disfrutó fue muy emotivo. Igual que la fiesta que se hizo para festejar donde por 1ª vez lo vimos tomar alcohol a Roberto. Estaba muy contento por el triunfo. Ahora, después de tantos años, uno lo recuerda con mucho cariño".
"Normalmente, después de cada victoria, los miércoles se celebrába en el taller. Roberto era un tipo tan introvertido que no sabías realmente cuándo estaba contento o cuándo estaba mal. Un tipo muy difícil de percibir su estado anímico. Para lo único que él tenía palabras era para Carlos Casares…”, asegura el preparador, testigo directo de la última celebración de Mouras.


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