La célebre Tavola di Polcevera, el más antiguo epígrafe romano encontrado en el Piamonte, tiene grabada una sentencia pronunciada en el 117 antes de Cristo, donde se condena a los culpables de una controversia, a pagar cada año un canon correspondiente a "la vigésima parte del trigo y la sexta parte del vino producido".
Esta "tabla" es el primer y categórico testimonio de la presencia de viñas y producción importante de vino en territorio piamontés.
En una estela funeraria del siglo II están representados hombres y mujeres con cestas (la vendimia) mientras un campesino vuelca vino en un tonel colocado sobre un carro tirado por dos mulas.
También fue encontrada una espléndida copa -que hoy se encuentra en el museo cívico de Milán- en la que está grabada la inscripción "Beban, vivirán muchos años".
El Cristianismo impone gran austeridad y la gente se desahogaba cantando. Nacen así los "Carmina Burana", textos poéticos que alaban la buena mesa, las mujeres y el vino.
Los trovadores en las cortes, los canta historias en los mercados y en las plazas, cantan al buen comer y a los placeres de la carne.
Hasta en la pobre literatura popular piamontesa del momento existen indicios de cantos desbocados, donde se habla de grandes, gigantescas comilonas y también están -verdaderos o fruto de fantasía popular- los "testamentos de los borrachos", un fenómeno del folklore que dura hasta el '700, cuando un religioso turinés, el Padre Ignazio Isler, los codifica.
Autor malicioso y satírico de canciones y poesías piamontesas -en esa época muy populares- este Padre describe el "Paìs ëd Cucagna" (país de buena vida): "Porté mach ëd cope ò 'd san-e për ciucé del vin ciairat: moscatel e malvasía e peu' ancor del mej ch'ai sia" (Traigan solamente copas o cálices / para beber vino claro / moscatel y malvasía / y aún del mejor que haya).
Entre sus obras, además de "una canción de cantarse a la mesa para beber", particularmente agradable es el "Testamento ëd Giaco Tross", escrito en 1748, cuyo protagonista es un borracho que está por morir porque probó el agua: pide ser sepultado en una cantina y deja su dinero a sus compañeros de taberna.
Al funeral -pide este Giaco Tross- debe participar una muchedumbre de borrachos, con botellas y toneles. Alrededor del ataúd deberá haber por lo menos quinientos cálices con buen vino Nebbiolo.
La conclusión del "Testamento" es: Pié tuit da mi l'esempi ëd bèive mai nen d'eva përchè a l'é roba greva ch'a fa marsé 'l pansat, ch'a fa marsé 'l pansat: mandéla a la malora se veule nen ancora tiré vòstr ùltim pet tiré vòstr ùltim pet (Tomen todos, el ejemplo de mí / de no beber nunca agua / porque es cosa pesada / que hace pudrir la barriga / que hace pudrir la barriga: mándenla al diablo / si aún no quieren / exhalar vuestro último suspiro / exhalar vuestro último suspiro).
En otra canción, Padre Isler habla también del heredero de Giaco Tross, al que llama "Bertomé Bronzogna" (Bartolomé Borrachón), quien crea una "confraternidad" para criar y educar "gente devota a la 'doja' (jarra) y al frasco".