Culto Católico

"Brochero encarnó un modelo de santidad criollo y serrano"

Con el lema "Brochero nos abre camino por el desierto a la libertad", el obispo de Cruz del Eje, monseñor Ricardo Araya, presidió este sábado la fiesta central en honor del santo cordobés, de la que participaron más de 500 gauchos a caballo llegados de la tradicional cabalgata.
La Eucaristía fue concelebrada por el padre Hugo Rizzo, vicario general, y el padre Luis Zalazar, rector del santuario Cura Brochero, así como sacerdotes de La Rioja, Río Cuarto y Córdoba.
Entre las autoridades civiles estuvieron presentes el intendente de Mina Clavero, Luis Quiroga; el legislador del departamento San Alberto, Mariano Ceballos y jefes comunales de los pueblos.
"Hoy festejamos porque al Santo Cura Brochero Jesús le confió el pastoreo de una porción de su Iglesia en la Argentina", expresó monseñor Araya en la homilía, y destacó: "No le tocó una Argentina más fácil que a nosotros, aquí en las sierras de Córdoba en la segunda mitad del siglo XIX".
El prelado señaló que Brochero supo acompañar como Pastor la fe de los serranos, y que el cura gaucho "plantó y regó y supo esperar el crecimiento; eso es acompañar. Brochero fue un arriero por estos campos de Dios. Dios es el dueño de los campos y espera obreros para la cosecha", sostuvo.
A su vez, reflexionó sobre qué tipo de santidad encarnó el Cura Brochero, y respondió: "La santidad de un Cura Gaucho". En este sentido, enumeró: "Brochero predicó el Evangelio, celebró sacramentos, y salió de la sacristía; respetó a las autoridades, pero supo mantener catequistas en las escuelas; edificó capillas y favoreció el compromiso de los vecinos en esas capillas; golpeó las puertas y los corazones duros de los dirigentes acostumbrados a llevar el progreso a otros lugares de la patria e hizo caminos", lo que favoreció cercanía y progreso, ya que "los caminos están hechos para encontrarse".
También destacó que Brochero "promovió a la mujer de la sierra… sin paternalismo ni autoritarismo, pidió el indulto para presos aún en medio de una sociedad incapaz de reinsertar a quienes se habían equivocado fiero, tomó partido en asuntos concretos que afectaban al bien común, supo cuidar paternalmente a los pobres y también a los más pudientes, y supo no ganarse enemigos; pidió perdón, volvió a conversar; sin polarizar, sin dividir ni echar culpas, era un santo capaz de comunión; era un santo", resumió.
"Brochero creció con su gente, porque se hizo como ellos, se encarnó en su cultura", consideró, y añadió: "Encarnó un modelo de santidad criollo y serrano que hoy embellece la santidad de la Iglesia toda".
"Este estilo de santidad necesita nuevos protagonistas, mujeres y hombres brocherianos hasta los huesos, hasta la médula. ¿Quién se anota?", concluyó.

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