En el acto en conmemoración de los 30 años de la nueva Constitución Nacional la Vicegobernadora destacó la valentía de los convencionales constituyentes que se animaron a salir de la discusión chiquita de todos los días para construir un destino común e invito a sus pares a salir al encuentro con el otro, entendiendo que ponerse de acuerdo tiene más valor y es necesario si queremos tener una Argentina diferente: "Nos convocó a que inspirados en la visión de los reformistas del 94, en Menem y en Alfonsín, nos animemos a mirar más allá y construyamos los pactos que nos permitan una visión compartida del futuro del país y la provincia".
En ese sentido, Gisela Scaglia, recordó que Santa Fe ha sido tierra de generación de consensos fundamentales para la historia política argentina. No sólo fue tierra de la primer constitución, la de 1853 de la Confederación Argentina, sino también a su debido tiempo fue el espacio de la reforma del año 1994 para incorporar más autonomías a las provincias y municipios, los derechos de última generación como cuidar el ambiente, reconocer nuevas identidades, incorporar los tratados internacionales, en particular el que refiere contra la violencia de la mujer en pos de asumir de una vez por todas, el respeto y el rol de la mujer en la sociedad y la política representativa.
Eso no fue un momento menor para la historia democrática post dictadura militar. Habíamos recompuesto el valor de la deliberación y habíamos encontrado los acuerdos necesarios para alcanzar nuevas metas sin que el otro sea un enemigo. El otro, en la república, es una persona con intereses e ideas que debemos escuchar y con quien debemos acordar. Eso fue ni más ni menos que dejar de lado la comodidad de las propias ideas para reconocer otras perspectivas.
Esto es política, es debate, acuerdos, disensos, críticas, pero nunca la búsqueda de enemigos ni de proscripciones. El valor de la palabra en el espacio público entonces se volvió vital para fortalecer la comunicación, las agendas y a los medios de información. Ahora, debatimos porque entendimos de una vez por todas que todos tenemos en algo razón y nadie es dueño de una única verdad en democracia.
Por esto, el reconocimiento a los legisladores reformadores tiene el sentido de reconocerles que a pesar de las diferencias y banderas propias en perspectivas y opiniones no dejaron de buscar una superación de las diferencias para encontrar una unidad legal llamada Constitución Nacional de todos los Argentinos. Pudieron ver más allá para imaginar un destino común y nos obliga a nosotros, a esta generación a realizar lo mismo en la gestión publica.
Hoy, esa unidad nos vuelve a interpelar a todos en momentos en dónde la palabra parece perder valor y en dónde los debates no encuentran caminos de resolución común para afrontar los desafíos de nuestra época, 30 años después. Debemos seguir siendo reformistas e innovadores.
Es momento, y los invito a todos, a retomar el camino del debate y los pactos inspirados en Alfonsín y Menem, articuladores reformistas del año 1994, para involucrarnos en la misión de retomar los mejores valores consagrados en la Constitución Nacional y no perder la visión de que somos parte de la generación que puede realizar un cambio profundo y real para mejorar la vida de los santafesinos y al final de cuentas de cada uno de los argentinos.